Santiago Abascal, candidato de Vox. | Efe

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El candidato de Vox en las elecciones generales del próximo 10 de noviembre, Santiago Abascal, tiene entre sus referentes a Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid Campeador. Así lo ha reconocido públicamente en algunas entrevistas y es habitual que lo nombre en sus mítines y actos públicos.

Abascal suele utilizar un lenguaje bastante épico y tiene en su mente la reconquista de España para salvarla de los peligros que considera que la acechan, principalmente el independentismo y la inmigración.

El líder de Vox nació en 1976 en Bilbao, es licenciado en Sociología y lleva la política en la sangre. Su abuelo Manuel Abascal fue alcalde de Amurrio (Álava) y diputado provincial durante la dictadura franquista. Su padre Santiago Abascal fue un miembro histórico del grupo Alianza Popular y, más tarde, dirigente local del PP en Álava y concejal en el Ayuntamiento de Amurrio, entre otros cargos.

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La vida de Abascal también ha estado condicionada por la banda terrorista ETA ya que su familia ha estado amenazada y sabe lo que es llevar escolta. En algunas entrevistas ha confesado que llevaba armas por si intentaban matar a su padre. Probablemente de ahí viene su defensa de la tenencia de armas, siempre que sean para utilizarlas en defensa propia. Esta medidas causó mucha polémica en la campaña electoral de las elecciones del pasado 28 de abril.

Las amenazas de ETA no impidieron que Abascal también participase de forma activa en política. Así, a los 18 años se afilió al Partido Popular y desde muy joven tuvo cargos de responsabilidad. En el año 2000 fue elegido presidente de Nuevas Generaciones del PP del País Vasco, entre otros cargos.

Abascal siempre ha tenido un sentimiento patriótico muy alto y en en 2006 creó la Fundación para la Defensa de la Nación Española (Denaes), que pasó a presidir.

Cuando Mariano Rajoy tomó las riendas del PP, Abascal dejó de sentirse cómodo; era mucho más próximo a las ideas de María San Gil y el entonces presidente del PP vasco, Antonio Basagoisti lo obligó a renunciar a su escaño en el Parlamento vasco.

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Sin embargo, Abascal tenía muy buenas relaciones con la entonces presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, que lo nombró director de la Agencia de Protección de Datos de la Comunidad de Madrid en 2010 y director de la Fundación para el Mecenazgo y Patrocinio Social. Posteriormente, Abascal llegó a calificar este tipo de cargos de 'chiringuitos'.

Cabe destacar que el mismo día que se disolvió la Fundación para el Mecenazgo y el Patrocinio Social, Abascal anunció su baja del PP y se constituyó Vox como partido político. La nueva formación se presentó unos meses después, en enero de 2014, y Abascal participó en el acto; en septiembre de ese mismo año fue elegido presidente.

El pasado 28 de abril se presentó por primera vez a las elecciones generales y logró irrumpir en el Congreso con 24 diputados, un buen resultado pero por debajo de las expectativas que había levantado durante la campaña electoral, donde protagonizó actos multitudinarios.

Durante esos meses, Abascal intentó separarse lo máximo posible de sus antiguos compañeros de partido. Así, solía referirse al PP como la «derechita cobarde», entre otros calificativos, y a Cs como «la veleta naranja». También forzó al Partido Popular y a Ciudadanos a llevar su discurso más hacia la derecha para no perder demasiados votos.

Vox puso sobre la mesa temas tan polémicos como la inmigración, la mujer, la seguridad y la unidad de España. El tema de la inmigración y la unidad de España le funcionó especialmente bien en las elecciones andaluzas de diciembre de 2018, donde logró un excelente resultado que permitió a la derecha desalojar del poder por primera vez al PSOE.

Abascal parecía un auténtico líder de masas, lograba encender los mítines, que llenaba hasta la bandera por grandes que fuesen haciendo una auténtica demostración de fuerza. Los 'vivas a España, al Rey y al la Guardia Civil' eran más que habituales en estos actos, en los que cuando sonaba el himno de España los asistentes, totalmente entregados, se ponían en pie.

De cara a las elecciones del 10N, Abascal ha perdido mucho protagonismo, ya no marca la agenda. Durante estos meses ha tenido problemas importantes en su partido, como el protagonizado por Malena Contestí que ha calificado a Vox de partido «homófobo» y «dogmático».

Aunque esta precampaña ya ha logrado llenar Vistalegre, ya no dan el miedo que la pasada primavera y sus declaraciones no tienen tanto impacto. Habrá que esperar al próximo 10 de noviembre para conocer si esta formación logra retener a sus votantes o si vuelven a sus partidos, principalmente el PP.