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Como el resto del país, Balears avanza hacia un otoño incierto en el que no son pocos los nubarrones que nos acechan. Estamos aún saboreando una temporada alta normalizada tras dos cursos marcados por la COVID-19, pero también condicionada por una inflación desbordada (10,5% en agosto). Los pronósticos de organismos nacionales e internacionales siguen revisándose a la baja. La estimación de CEOE de julio sitúa un crecimiento nacional del 4,2% este 2022 y del 3,2% en 2023…

Los factores externos que no podemos controlar, como las consecuencias de la guerra en Ucrania y el consiguiente aumento de costes, se mantendrán durante el otoño-invierno, dificultando el día a día de muchas empresas, especialmente las pymes. Sin embargo, hay factores internos que sí dependen de nuestros gestores, de nuestros gobiernos, nacional y autonómicos, y es ahí donde las patronales estamos reclamando colaboración.

La incertidumbre es veneno para los empresarios. El sector productivo necesita estabilidad, ahora más que nunca, en el momento que se apaguen los ecos de una buena temporada turística. Y la estabilidad es la mejor medicina. Una estabilidad laboral que podría alcanzarse con el ansiado pacto de rentas, que defendemos desde CEOE, pero no a cualquier precio, ya que todos debemos compartir los costes de la inflación que padecemos. Una estabilidad que, al contrario, se resquebraja ante algunos anuncios del Gobierno, que parecen improvisados porque se modifican a las 24 horas y que no logran el beneplácito ni siquiera del propio Ejecutivo.

De enero a julio el Ministerio de Hacienda ha recaudado 22.000 millones más en impuestos que en el mismo periodo de 2021 por la inflación. Sin embargo, el Gobierno sigue empeñado con crear nuevos tributos que, según el Instituto de Estudios Económicos (IEE), podrían destruir más de 70.000 empleos en el sector bancario y energético, además de generar serias dudas de inconstitucionalidad.
Todas estas decisiones se enmarcan ya en un período preelectoral que no puede condicionar ni perjudicar nuestra economía. Encaramos un 2023 que inundará de anuncios partidistas las páginas y espacios de los medios de comunicación. Claro ejemplo está siendo la tramitación de los fondos europeos, cuyas continuas presentaciones siguen sin convertirse en ayudas directas a las empresas. De hecho, el Tribunal de Cuentas de la Unión Europea ya ha avisado a España de riesgo de fiasco al estar a la cola en la ejecución de los fondos. Corremos el riesgo de no poder gastar estas ayudas tan esperadas.

En Balears, nos preparamos para los meses de temporada baja. Será hora de hacer balances, de evaluar la rentabilidad real del verano y, sobre todo, de iniciar los preparativos para el curso turístico 2023. Si las reglas del juego están claras, no sufren vaivenes y se reparten los sobrecostes de una inflación descontrolada, los nubarrones que se avecinan se mezclarán con algunos claros en el horizonte.