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Si nos estamos preguntando si existe algún riesgo de que nos encontremos ante una nueva burbuja inmobiliaria, y como siempre se dice, la respuesta va a ser «depende». ¿De qué va a depender? Pues del país, de la región o la comunidad autónoma, de la ciudad o la zona, del tipo de vivienda, etc. Son tantos los factores a tener en cuenta que podríamos dar una respuesta y la contraria.

A menudo los medios de comunicación -no los serios como el que tienes entre manos o que estás leyendo en tu pantalla– tienden a incrementar los efectos positivos o negativos de un suceso o tendencia. El mundo inmobiliario no es una excepción y por este motivo es mejor, además de quedarte con la noticia –generalmente intencionada y/o más o menos cocinada– si estás interesado en el tema tienes que hacer sus propias averiguaciones, consultar otras fuentes fiables/independientes y llegar a tus propias conclusiones.

Si tenemos en cuenta el INE vamos a ver grandes diferencias entre comunidades autónomas. Tras importantes descensos en el crecimiento de los precios desde 2017, habríamos tocado fondo en el primer trimestre del año pasado y, desde ese momento, se estarían produciendo fuertes incrementos –al menos– hasta el tercer trimestre (último dato disponible del Índice del Precio de la Vivienda (IPV). Ese mismo índice muestra un comportamiento desigual entre el índice general, para el conjunto del estado, en torno a un 4% de variación anual y 6,8% para Balears.

Si además del INE, que sus datos son fiables porque analiza más del 90% de las operaciones nos vamos a los portales inmobiliarios (tipo Idealista o Fotocasa), y que nos ofrecen los datos adelantados, vemos que Balears se encuentra entre las comunidades con mayores subidas de precio y, lo que sería más preocupante, en máximos históricos. Otras comunidades también tienen crecimientos elevados pero se encuentran algo más alejadas de dichos máximos.

Si se analizan unos trimestres con otros ya se pueden detectar crecimientos a tasas inferiores, lo que querría decir que el sector muestra cierto agotamiento y posiblemente nos encontramos en una cierta fase de final de ciclo.

En resumen, estamos en máximos, y si tenemos en cuenta crecimientos de precios «reales» (descontado el efecto de la inflación) tal vez no estaríamos ante lo que se conoce como «burbuja» pero sí que –posiblemente– a los precios les queda ya poca subida.