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Después de más de 15 meses en la UCI, la economía de Balears sigue afrontando incertidumbres y reveses obligándonos las primeras a estar muy atentos a cuanto acontece y, los segundos, a redoblar esfuerzos y no bajar la guardia porque es un error dar pasos atrás que no deberíamos tener que asumir.

Los últimos acontecimientos por los que nuestra imagen turística se ha visto dañada -cuando todo apuntaba a una reactivación de la demanda turística de todos nuestros principales mercados emisores- y el repunte de los casos en su mayoría registrados entre jóvenes, tanto residentes como turistas, han provocado una lógica preocupación empresarial y un no menor sentimiento de impotencia ante una falta de control sobre conductas individuales y grupales no responsables que, sin duda, también aluden a la actuación de quienes tienen la responsabilidad de atajarlas.

Pero la solución no es dar marcha atrás, no es volver de las restricciones, porque eso es ir a lo fácil y la manifestación del fracaso en el control y vigilancia de botellones y concentraciones masivas de personas reunidas sin observar las normas de seguridad sanitarias que nos impone la pandemia.

Las empresas y los trabajadores de Balears han hecho durante estos 15 meses enormes esfuerzos, sacrificios y, también, renuncias, para lograr que hayamos llegado al inicio de la temporada alta turística con unos datos extraordinariamente positivos de control epidemiológico. Y es un desatino tirarlos por la borda.

No podemos olvidar que desde el inicio de la pandemia ha habido actividades especialmente castigadas, como la restauración, el comercio y el sector turístico en toda la amplitud de su cadena de valor repercutiendo negativamente en el alojamiento, el transporte, el ocio nocturno, la oferta complementaria, la náutica y un largo etcétera, porque toda actividad en Balears guarda, de una forma u otra, una enorme interconexión con la prosperidad que aporta el turismo.

Después del fiasco económico -y también laboral y social- que supuso 2020 no podemos asumir fallar en 2021. Para evitarlo, las empresas se han preparado con un solo objetivo compartido por los trabajadores: trabajar. Por eso los empresarios y autónomos de Balears estamos convencidos de que la solución no debe pivotar en nuevas restricciones sino en una labor de franca cooperación público-privada. Disponemos de un sistema sanitario público con garantías, pero también de una sanidad privada excelente con unas potencialidades e infraestructuras que deberían haber sido más aprovechadas.
Además, y pese meses de un retraso achacable a causas ajenas a CAEB hemos logrado finalmente suscribir con el Govern el ‘Plan Sumamos Salud+Economía’, impulsado por la Fundación CEOE, con el que desde el sector privado ofrecemos todo nuestro apoyo en todo tipo de actuaciones contra la pandemia, ya sea testeos, rastreos o, incluso, participar en la vacunación, siguiendo la estrategia marcada por las autoridades sanitarias. Porque querer, es poder.

Todas estas herramientas están a disposición para ser usadas y es un error desaprovecharlas en un momento en el que nos lo estamos jugando todo. Somos la comunidad más castigada por la pandemia y el único mensaje que debería llegar a oídos de nuestros mercados emisores es que Balears es un destino seguro. Que vengan vacunados y que disfruten en nuestras islas de sus vacaciones. Eso también sabemos hacerlo.