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Los mensajes de este año de muchos anuncios navideños son bonitos, pero tienden a culpar a las redes sociales o a la tecnología de alejarnos “de lo más importante”: estar cerca de la familia y de los amigos, pasar más tiempo con ellos...

Las redes y la tecnología son herramientas, y en muchas ocasiones lo que hacen es precisamente unirnos y mantenernos juntos, al contrario de lo que se nos quiere hacer ver. Podríamos quedarnos con múltiples usos positivos.

A nivel personal, nos permiten estar en contacto con los seres queridos cuando viajan o cuando viven lejos de un modo gratuito e instantáneo y en formatos tales como el vídeo en directo. Nos permiten descubrir personas que comparten nuestras mismas aficiones y hacer nuevas amistades o incluso encontrar pareja, o mantener contactos que hemos visto en alguna ocasión y con los que afianzamos la amistad siguiéndoles a través de las redes. Podemos usarlos para ayudar a dar voz a una causa benéfica y para ofrecer o pedir recomendaciones, ¡entre otras utilidades!

A nivel profesional, podemos encontrar trabajo, encontrar empleados y nuevos partners, estar al día de las últimas tendencias de nuestro sector tanto por medios especializados como por referentes que nos ayudan a curar los contenidos relevantes. Inspirarnos leyendo contenidos de compañeros referentes de cualquier parte del mundo eliminando así las fronteras geográficas. O por ejemplo “acudir” por streaming y siguiendo un hashtag a un evento que tiene lugar la otra punta del planeta. ¿Y qué me decís de la oportunidad de poder teletrabajar o llevarte la oficina contigo a cualquier lugar?

Lanzo esta reflexión, porque es verdad que quizá existe un enganche o un uso excesivo, pero creo que lo que falta es formación y conocimiento de los canales. Las redes y las tecnologías bien usadas nos pueden hacer estar más cerca. Y eso no significa estar 24 horas pegado a un dispositivo.