Lo fundamental es intentar poner niveles a estas divisas con el fin de que el inversor pueda protegerse de este riesgo o bien intentar buscar una rentabilidad extra a la que pueda obtener vía cotización.
En el caso del dólar, la rotura del nivel de 1,15 ya marcaba un punto de inflexión al salir de un canal en el que se movió más de dos años (1,05-1,15). Aunque haya podido sorprender la rotura del 1,20 (primer freno que tuvo el año pasado), lo cierto es que ya días antes de la reunión del BCE la había perforado y tenía “vía libre” hasta los 1,25. Precisamente este nivel sí es una gran resistencia técnica (es el punto en el que se unen dos señales de mucha efectividad), por lo tanto ahora puede ser un buen momento de deshacer alguna de las coberturas abiertas anteriormente e intentar obtener algo de rentabilidad adicional. Sin embargo, habría que volver a protegerse en caso de que la perfore y especialmente si también rompe los 1,28, ya que el siguiente nivel de referencia son los 1,305, lo que generaría pérdidas significativas.
Sobre el resto de monedas poco ha cambiado. Por su parte el yen japonés sigue muy débil, aunque se podría asumir algún riesgo si pierde los 132 o no pudiera con los 141, nunca antes. Mientras que se podrían activar muchas compras de la libra británica en cuanto pierda los 0,87, aunque vale la pena esperar a esa rotura por si antes volviera a los 0,90.