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Se acerca una época del año en el que suele aparecer un nuevo “ruido” en los mercados. Ahora que ya parece suavizado el de Grecia, por el momento, estamos a las puertas de que comience el mes de agosto, sobre el cual recae la leyenda popular de que “siempre baja la bolsa”.

Lo primero que hay que analizar, y además es muy fácil hacerlo, es mirar qué ha pasado durante este mes en los últimos años.
Empecemos pues viendo cómo se comportaron el año pasado, un año donde la bolsa tuvo un comportamiento neutro, sobre todo en Europa. Pues bien, aun así, agosto no fue un mal mes (a pesar de que la primera quincena pudo preocupar a muchos inversores) ya que nuestro selectivo, el IBEX35, subió un leve 0,20%; el DAX alemán un 0,67%, y el EuroStoxx un 1,83%. Más importantes fueron las subidas en EEUU, donde el tecnológico Nasdaq y el S&P se revalorizaron un 4,82 y un 3,77% respectivamente.

Los datos demuestran que, al menos, no siempre baja en agosto, ya que el año pasado subió. Pero, ¿y el resto de años?
Desde 2006 el IBEX tiene una media en agosto del -0,01%. Es decir, un comportamiento totalmente plano en este periodo del año, claro está que se trata de una media, donde vemos una subida del 10,13% en 2012 y también una bajada del 9,47% en 2011.

La evolución del resto de índices europeos es muy similar: el EuroStoxx cae de media un 0,59% y el DAX sí que lo tiene algo peor con un -1,76%, debido en buena parte a un nefasto 2011 donde perdió un 19,19%.

Y en Estados Unidos, los meses de agosto desde 2006 han dejado rentabilidades prácticamente nulas (Nasdaq +0,05% y S&P +0,01%).

Realmente, lo que parece más lógico para un inversor a largo plazo es no variar su estrategia (evidentemente a corto y sobre todo intradía, si está de vacaciones no debería operar si no está pendiente) independientemente del mes en el que se encuentre y hacer caso a otros factores, ya sean fundamentales o técnicos, que actualmente son positivos para los mercados, como vimos la semana pasada.