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La calificación de productos con Denominación de Origen (D.O.) está en auge. Además de garantizar al consumidor que dicho producto está elaborado con materias de alta calidad y con un sistema de usos más o menos tradicional, esta calificación europea se ha convertido también en un “aval” a la hora de exportar.

En Balears hay cinco productos protegidos con la categoría de Denominación de Origen: el vino de Binissalem; el vino Pla i Llevant; el queso Maó-Menorca; el aceite de oliva de Mallorca, y la aceituna de Mallorca. Así, en el Archipiélago, 110 empresas elaboran sus productos bajo la etiqueta D.O, además de otros agentes implicados como los 42 productores de aceituna de Mallorca o las 143 ganaderías implicadas en la elaboración del queso Maó. Esta actividad empresarial ha supuesto un volumen de comercialización total de 28,5 millones de euros, una cifra que crece de manera tímida año tras año. Los datos corresponden a 2012, por lo que todavía no se contabiliza la comercialización de la aceituna de Mallorca con D.O, que fue protegida el 15 de agosto de este año y aún no está a la venta con el sello de calidad.

Pero, además del factor de calidad y del sello geográfico, la calificación Denominación de Origen es una importante herramienta legal contra las imitaciones o la competencia desleal. Así fue como en 1983 se introdujo en Balears la primera denominación de origen, a instancias de los queseros menorquines que, cansados de la competencia engañosa sobre el queso Maó, acudieron a la administración para que protegiera su producto. En la actualidad, 32 queserías artesanales y otras 7 industriales elaboran los quesos según las directrices europeas para ser calificados como Denominación de Origen.

Esta calificación ha hecho que en toda Europa no se pueda comercializar un queso bajo la marca Maó, y que el consumidor tenga la garantía de que cuando compra este producto está hecho bajo una supervisión de calidad. El caso del queso de Maó “es peculiar porque la leche tiene unos ácidos grasos concretos, debido a los pastos que se producen en la isla”, explica Miquel Àngel Frau, responsable del Institut de Qualitat Agroalimentaria, departamento encargado del control y la supervisión de todas las denominaciones de origen.

La producción de la etiqueta Queso Maó-Menorca está en constante desarrollo y en 2012 se produjeron 2,1 millones de kilos de queso con este sello de calidad, un 4,13% más que el año anterior. Dicha producción se ha traducido en una facturación total de 13,4 millones.

Lo mismo sucede con la D.O. Oli de Mallorca, también en constante crecimiento y con una producción de 148 mil litros de aceite, un 11,82% más que en 2011. El aceite ha reportado unas ventas de 1,8 millones de euros.
Por lo que respeta al vino con D.O., el año pasado el Binissalem tuvo una producción de 12,9 millones de litros (un 1,95% menos que en 2011). Mientras que de vino Pla i Llevant se produjeron 9.957 hectolitros (un 3,55% menos). El caso de los vinos sería el que más reducción han tenido debido también a la proliferación del sello de Indicación Geográfica Vins de la Terra.

Todavía no se tienen datos de cómo funcionará la comercialización de la aceituna de Mallorca bajo la marca D.O. La campaña de recogida de aceituna continúa en marcha y llevan unas 8 toneladas. En este caso, hay 42 productores implicados en la D.O. que cosechan 47 hectáreas con 5.109 olivos.

TRAMITACIONES. Conseguir la calificación D.O. es una tramitación larga que, en el caso de Balears, viene asesorada por el Institut de Qualitat Agroalimentària. Según Frau, lo importante para que un producto sea calificado como D.O. es que además de la calidad de dicho producto, “se tiene que demostrar que esta calidad la imprime el medio geográfico donde se elabora”. Así, la condiciones ambientales o geográficas de cada isla propician unas características particulares para el aceite de oliva o el vino de Binissalem. Son unos elementos que no se podrían encontrar en otros lugares aunque el sistema de elaboración fuera el mismo. Además, a la hora de vender los productos, tanto en la Península como en el extranjero, la calificación D.O. “le da un valor añadido al producto”, lo que supone también “una mayor oportunidad de comercialización”, como comenta la directora general de Medi Rural i Marí del Govern, Margaret Mercadal. “Queremos que tenga un sello de calidad único”, sentencia. Es más, para fomentar esta comercialización, desde el Govern se promueve que las empresas que producen estos sellos acudan a la ferias para dar a conocer el producto, subvencionando el 70% de los costes.

OTRAS PROTECCIONES. Además de las conocidas denominaciones de origen, Europa prevé otro tipo de sellos de calidad, tal vez con menos ‘prestigio’ pero también valiosos en Balears. Son los llamados productos con Indicación Geográfica Protegida (IGP). Para su elaboración no requieren un control tan estricto como las D.O., ni tampoco es necesario que toda la elaboración o todos los materiales que se utilizan procedan de la zona geográfica en cuestión.

En Balears hay 12 productos con Indicadores Geográficos Protegidos, diez de ellos se refieren a bebidas. Así encontramos los llamados Vinos de la Tierra, que engloban los sellos: Illes Balears, Serra de Tramuntana, Eivissa, Isla de Menorca, Formentera y Mallorca, además de la sobrassada de Mallorca y la ensaïmada, bien conocidas y con gran reputación en la isla. Dentro de la categoría de “bebidas espirituosas” encontramos: Hierbas de Mallorca, Gin de Maó, Hierbas ibicencas y Palo de Mallorca. De cara a 2014 el Institut de Qualitat Agroalimentària tiene previsto la protección de la almendra de Mallorca como IGP. Durante 2012, esta otra categoría de productos de calidad tuvieron un valor de comercialización de 34,3 millones de euros.