Desde hace algunos meses, este local se suma a la lista de espacios vacíos existentes en Eivissa.

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“Supervivencia” es el estado en el que se encuentra el pequeño comercio de las Pitiüses. El objetivo: sobrevivir. Este es el resumen de la situación actual del comercio tradicional, según el presidente de la Asociación de Comercio de la Pimeef (Petita i Mitjana Empresa d’Eivissa i Formentera), José Javier Marí Noguera.

La crisis ha pegado fuerte en todos los sectores, aunque mucho más en el pequeño comercio. De hecho, según Marí, en los últimos cinco años se ha reducido en un 30% el número de estos comercios. Aunque no existen datos concretos, desde Pimeef estiman que entre altas y bajas el resultado es negativo, y calculan que se podría haber cerrado un millar de puertas. A día de hoy creen que aunque el balance aún es negativo, el dato podría ser más positivo que hace algunos años. “Estamos en un momento de estabilidad y a partir de aquí debemos buscar fórmulas para beneficiar a los comerciantes”.

A falta de cerrar el presente ejercicio, en la encuesta del pasado año realizada por Pimeef, los comerciantes pitiusos reflejaron un empeoramiento de los resultados respecto a 2011. De hecho, un 39% de los empresarios calificaron el ejercicio como malo o muy malo. En relación a las ventas, más de la mitad de las pymes de las Pitiüses redujeron ventas en 2012 frente a solo un 18% que las aumentó.

Para explicar por qué ha sido el comercio tradicional una de las principales víctimas de esta difícil situación económica, el presidente del colectivo da algunos de los motivos. Uno de ellos sería la “resistencia al cambio”.

Para Marí es absolutamente imprescindible que cada establecimiento se “defina y mire hacia qué cliente se quiere dirigir cada uno. El pequeño comercio se debe profesionalizar y especializarse”. Aun así, este cambio no es nada fácil y más cuando el relevo generacional es escaso y la financiación está limitada. A esto hay que sumarle la presión impositiva “que es sangrante”, dice Marí. “El pequeño comercio está sufriendo porque el margen de las ventas y la rentabilidad han bajado mucho. Todo esto hace que estemos en un modelo que se ciñe a pagar costes y mantener los puestos de trabajo”.

A estos factores hay que sumarle otros, como la proliferación en el último año de los comercios de origen asiático. Ya no es solo el típico comercio ‘chino’ conocido como los “20 duros”, ahora en Eivissa ya hay bares de tapas, peluquerías y tiendas de ropa. “Es un poco el espejo de la crisis, el buscar el producto a mejor precio posible. Y este tipo de empresas buscan productos baratos”, indica.

Otro de los motivos de la caída es el gran número de establecimientos que solo abren los meses de verano. “Gozan de una cierta permisibilidad, vienen aquí, hacen el agosto y merman la rentabilidad de las empresas que pagan los impuestos, el IBI, las basuras, el IVA y a sus trabajadores”. “Si las administraciones quieren mantener este modelo es indispensable que se busquen soluciones para evitar esta presión fiscal tan perjudicial. Hemos mantenido los precios, pero los márgenes de rentabilidad son mucho más pequeños; llegar a final de mes para la pequeña empresa es muy complicado”, sentencia.