BERNAT BORRÀS

«El manga es el mejor entrenamiento para traducir novela japonesa»

Gracias a Bernat Borràs, que trabaja para la agencia Daruma, se puede leer por primera vez en catalán ‘Ranma 1/2’

El traductor Bernat Borràs hizo posible que la Escola Oficial d'Idiomes ofreciera clases de japonés. | Alejandro Sepúlveda

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Bernat Borràs (Palma, 1976) creció, como tantos otros niños de su generación –y la de otras–, con mangas y animes como Dragon Ball. Las aventuras de Son Goku atraparon a un entonces Bernat adolescente, que quedó maravillado ante los enigmáticos caracteres japoneses. En esa época, estudiaba inglés en la Escola Oficial d’Idiomes (EOI) de Palma y allí conoció a una compañera «tan friki como yo» y se apuntaron juntos a clases particulares de japonés. «Íbamos a Cala Major, a la casa de una mujer japonesa que debía tener cerca de 80 años», recuerda con cariño Borràs.

«Me enamoré de la lengua y a partir de ahí empezó una relación de amor brutal», asegura. Por ello, después de estudiar Derecho y trabajar en una entidad bancaria, optó por cursar Traducción e Interpretación y se especializó en japonés. Su pasión era tal que, una vez se sacó las oposiciones para profesor de inglés en la EOI, luchó para que el centro también impartiera clases de japonés.
«Moví cielo y tierra para que el japonés llegara a la escuela, algo que finalmente pasó en el curso de 2018 y 2019. La acogida fue todo un éxito, no daba abasto, porque compaginaba las clases de inglés con las de japonés. Se apuntó tanta gente que al final el profesor de chino, que sabía japonés, me echó una mano. Poco después ya se abrió el departamento. Todo un sueño cumplido», relata con emoción.

Y aunque en 2021 dejó el trabajo para entrar en la Conselleria d’Educació, donde actualmente es el jefe del Departament de la Secretaria Autonòmica de Desenvolupament Educatiu, siguió traduciendo como freelance para la agencia Daruma Serveis Lingüístics. «Verònica Calafell y Marc Bernabé, fundadores de Daruma, son los responsables de que hayamos podido ver Shin Chan en catalán», destaca.

Con Daruma lleva trabajando dos años, periodo en el que ha traducido, entre otros, el manga Ranma 1/2 que, sorprendentemente, se publica por primera vez de forma íntegra en catalán. Lo traduce junto a Anna Copovi, quien vive en Japón, para Planeta. El último número que se ha lanzado es el cuarto aunque, en total, la serie consta de 38 volúmenes.

«Traducir japonés es extremadamente complejo. Llevo 30 años estudiándolo y cada día dedico cuatro o cinco horas a leer en japonés. Cuando traduces del inglés casi lo haces literalmente, palabra por palabra, pero el japonés es un idioma de contexto. Además, el manga es todavía más complicado porque, a menudo, no hay contexto. Así, por ejemplo, cuando hay un narrador en off, podemos intuir si es hombre o mujer por el vocabulario que usa, ya que el japonés no tiene género ni número. Incluso muchas veces las frases están inacabadas. Por tanto, aunque traducir un manga parezca sencillo y algo menor, no lo es en absoluto», asegura. De hecho, aunque confiesa que le gustaría traducir alguna novela japonesa, afirma que «nunca dejaría el manga, que es el mejor entrenamiento para traducir novela».

Otros proyectos que ha lanzado recientemente, todos con el equipo de Daruma, son las series de El incidente Darwin, que publica Panini México y cuya última entrega es la séptima, y DRCL midnight children, basada en Drácula, de Bram Stoker, y de la que ya han salido cuatro tomos. Asimismo, también ha traducido obras que se inscriben en el género BL, es decir, historias de amor protagonizadas por hombres, «un género que está en auge en Japón y que, curiosamente, consumen sobre todo mujeres». Por otra parte, Borràs avanza que está preparando una tesis doctoral sobre el concepto de terror japonés, así como de los orígenes de la escritura japonesa. «Actualmente hay un fenómeno protagonizado por Uketsu y las historias de misterio que suceden en una habitación, a lo Agatha Christie o que recuerdan al Detectiu Conan.