El director Miguel Ángel Cadrona. | Jaume Morey

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«No me esperaba a los 20 y pocos años poder ir a Japón», destaca el director mallorquín Miguel Ángel Cardona. Era algo así como el viaje de sus sueños que hizo, además, entre amigos. Concretamente Pepe Garcel, Joana Ginart y Ulisse Cianci. En un momento a medio camino entre la locura, la broma y, simplemente, las ganas, los cuatro decidieron hacer ese gran viaje y aprovecharlo al máximo. Lo que cuando hablas con gente del cine suele significar crear algo nuevo, una historia que contar. Así nació Omedeto, un corto escritor, dirigido y protagonizado por el propio Cardona que describe el proceso como «rodar no en modo guerrilla, como dice Jaume Carrió, sino en modo guerra total».

Una imagen del equipo de producción rodando en pleno centro de Tokyo.

La historia, comenta Cardona, «nace hace unos cuantos años, cuando tenía 18, pero la dejé en un cajón». Le faltaba algo, un ‘click’ que activara el modo director del mallorquín. «Ese ‘click’ fue Japón». «Surgió la posibilidad de hacer este viaje con tres amigos, todos del mundo audiovisual, y me preguntaron si tenía alguna idea para rodar allí a modo anecdótico».

Todo encajó y les presentó esa idea que estaba cogiendo polvo en un cajón y fue entonces cuando lo anecdótico cobró otro cariz para convertirse en Omedeto. «La historia les gustó mucho y yo dije que era algo pequeño, pero ellos me dijeron que aunque pequeño podía ser maravilloso y nos fuimos para allá».

Arrancó así la producción de una historia rodada en blanco y negro que narra la decisión de dos amigos, Óscar e Iván, en el cumpleaños del segundo, de viajar a Japón al año siguiente, pero finalmente solo Óscar lo lleva a cabo. Cardona encarna al personaje de Óscar mientras que a Iván le da vida Miguel Servera.

El equipo de rodaje de 'Omedeto' posa en Japón durante la producción del cortometraje.

Y si bien se ha rodado a medio camino entre Mallorca y el país nipón, es Japón quien se lleva la palma y el protagonisom de las imágenes con entre el 70 y el 80% de todo el metraje. «Rodamos en Shibuya, en Tokyo, en Dotonbori en Osaka, en Hiroshima, etcétera» y todo fue, si no improvisado, sí al menos muy libre. «El guion era muy literario porque no sabíamos qué nos íbamos a encontrar. Sabía qué imagen quería, pero no tenía planning». La experiencia fue, no obstante, «preciosa», aunque, eso sí, Cardona reconoce entre risas que «no volvería a rodar así».

Hubo momentos difíciles, claro, «el final fue un suplicio», expresa Cardona, pero «ante el pánico salen buenas ideas» y salieron «accidentes no muy bonitos y otros maravillosos» que mejoraron las ideas originales como happy accidents, casualidades preciosas e irrepetibles. Cardona destaca como anécdota que algunos miembros del equipo eran muy tímidos, pero llegados a cierto punto «en sitios llenos de gente ya habían perdido toda la vergüenza».

En el fondo, el rodaje resume el fondo de la historia, que Cardona resume así: «Habla de cómo por la cobardía nos perdemos los momentos más bonitos de la vida». Omedeto entra ahora en su etapa final, con la banda sonora a cargo de Rubén Gallardo, y con el objetivo de estrenarse, si todo va bien, en el Evolution Film Festival.