La soprano Ainhoa Arteta. | A.A.

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La voz de Ainhoa Arteta es de las que enamoran al instante. La belleza del timbre, su efusividad lírica y generosa entrega sobre el escenario son cualidades que la soprano guipuzcoana pone al servicio de un bel canto que desborda expresividad.

La artista, que en los últimos años vivió un via crucis personal, logró rehacerse con entereza y positividad, para encarar la vida con un renovado optimismo. Fresca, restablecida y a tope se dispone a asaltar la plaza del Teatre Principal de Santanyí, esta sábado a las 20.00, en un concierto englobado en el Festival MallorcÒpera, que contará con la presencia del pianista Francesc Blanco.

Para la ocasión, Arteta abordará un repertorio repleto de piezas clásicas, que servirán para subrayar su gran talento, garante del respeto que se le depara dentro y fuera de nuestras fronteras. Sostenido en su excelencia técnica y textura de voz, que barniza sus interpretaciones con una calidez que envuelve al oyente. La prueba de su singular talento y sensibilidad musical es que los tickets para este concierto de la sexta edición del Festival MallorcÒpera están agotados.

Internacional

Ainhoa Arteta es una de las interpretes españolas con mayor proyección internacional, ha actuado en alguno de los mejores aforos y cuenta con una vitrina repleta de premios, entre los que destaca el premio Metropolitan Opera National Council Auditions, de Nueva York. Su relación con la música comenzó con apenas 5 años, cuando escuchó a la célebre María Callas. Aquella experiencia transformadora marcó para siempre su destino.

Dio sus primeros pasos en la Coral Eresoinka que dirigía su padre, y a la edad de 12 años ingresó en el Conservatorio de San Sebastián, para, ya entrada la mayoría de edad, trasladarse a Italia donde recibió clases de Ettore Campogalliani, profesor de Pavarotti.

Su siguiente paso fue mudarse a Nueva York, donde prosiguió su formación interpretativa en el Actor’s Studio. Finalmente, 1990 marcó su debut en la ópera de Palm Beach (Florida), caracterizando a Clorinda en La Cenerentola de Rossini. Desde entonces, su carrera ha sido meteórica, llegando a cantar ante Bill Clinton en la Casa Blanca. En la actualidad, sigue en constante formación.