El escritor y traductor Jaume C. Pons Alorda, en Palma. | Carles Domènec

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Jaume C. Pons Alorda (Caimari, 1984) publica Les cendres de Pasolini (Lleonard Muntaner Editor), un ensayo sobre el realizador, intelectual y poeta italiano, nacido en Bolonia en 1922 y asesinado, en 1975, en una playa cercana a Roma. En la investigación de la obra y la figura de Pier Paolo Pasolini, el autor mallorquín destaca su influencia sobre autores de la literatura catalana.

«Los que visitaban a Blai Bonet y conversaban en su mesa camilla de Santanyí, hablaban de Pasolini, leían Nova York y el dietario Pere Pau, comentó Pons Alorda, quien detalló que «Blai Bonet llegó a profetizar la muerte de Pasolini en Míster Evasió, yo llego a Pasolini por esta irradiación de Bonet, a través de Biel Mesquida». En efecto, Pons Alorda se sumerge en la obra del italiano a partir del 5 de febrero de 2005, en un acto cultural ocurrido en la Casa Museu Llorenç Villaronga de Binissalem, en el que Biel Mesquida habla de Pasolini y Jodorowsky, y anuncia con lágrimas en los ojos la muerte de Miquel Bauçà.

Dalí

«Pasolini y Jodorowky se encontraron en la casa de Dalí en Cadaqués, en 1975, el chileno pretendía convencer a Dalí para que participara como actor en la película Dune de Frank Herbert, interpretando al emperador loco de la galaxia», contó Pons Alorda, quien aclaró que «Dalí pidió demasiado dinero porque siempre le gustaba boicotear a los otros artistas y, a su vez, Pasolini quería que se encargara del póster de Salò o los 120 días de Sodoma, para que la película que mejor retrata el fascismo fuera obra de un artista afín a un régimen fascista, como era el franquismo».

Como escritores mallorquines marcados directamente por Pasolini, Pons Alorda nombró, junto a Blai Bonet y Biel Mesquida, a Sebastià Portell, Pau Vadell y Lucia Pietrelli, y a la compañía Corcada Teatre. «Los dilemas y la moral de Pasolini son difíciles de encarar a los cincuenta años de su muerte, ya que el capitalismo ha terminado por triunfar, la influencia es más a nivel de gesto poético y afiliación estética que una concepción moral», aseguró el autor, quien asumió que «el mejor elogio que me pueden hacer sobre este libro es que invite a regresar a Pasolini y que estimule a escribir sobre cualquier cosa».

El ensayista afirmó que «lo que fascina de Pasolini es su obra en conjunto, quizás no tenga el mejor poema de la literatura italiana, tampoco la mejor película, pintura ni obra de teatro, pero fue capaz de aglutinar todas esas existencias y generar una gran fascinación». No obstante, Pons Alorda advirtió zonas sombrías del italiano: «Hay épocas de rabia y textos que debieron doler mucho a sus destinatarios y, un aspecto determinante, a veces silenciado, es la pedofilia y se elucubra sobre lo que habría llegado a crear si no lo hubieran matado, en un país que era católico, de derechas y que quería recuperarse de la guerra».

El mallorquín asumió que «todo eso forma parte de la atracción del personaje, como un agujero negro que te atrapa y absorbe», y subrayó toda la literatura que Lleonard Muntaner Editor está recuperando sobre Pasolini. «Con (la editora) Maria Muntaner nos entendemos muy bien y, en el año 2022, al celebrarse el centenario de Pasolini, coincidimos en el interés por recuperar Actes impurs / Amado mio (traducido por Joan Navarro) y decidimos empezar una biblioteca Pasolini, y seguimos con Teorem’ (en versión de Jaume Creus)». Pons Alorda avanzó que Joan Navarro trabaja en L’aldeà de Romàns, se ha traducido Empirismo eretico, uno de sus ensayos más importantes, todo esto saldrá este año, y una obra de teatro».

Entre las anécdotas, Pons Alorda rememoró que «durante el rodaje de Salò, muy cerca se rodaba Novecento de Bernando Bertolucci, se organizó un partido de fútbol entre los equipos de los dos rodajes, y Bertolucci llamó a amigos futbolistas profesionales que jugaran en su equipo para ganar a Pasolini». Del mensaje político, Pons Alorda comentó que «el problema es que la ultra derecha y los fascistas de la política actual en Italia se han hecho suyo el discurso de Pasolini para desintegrarlo y mercantilizarlo», y concluyó que «en España, vamos con un retraso, pero un día veremos a un político de Vox recitando a Miguel Hernández o Lorca, dirán que son de todos y no se equivocarán porque no podemos prohibir que se hagan suyos los autores». Por eso, dijo, «Pasolini debe verse desde la poesía, que es lo único que no acaba de consumirse desde el capitalismo ya que la poesía no penetra nunca en el sistema».