La dibujante Flavia Gargiulo posa para este diario. | Pilar Pellicer

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La figura de Carmen Polo, esposa del dictador Francisco Franco, como eje para hablar de la violencia, de la historia y de las herencias recibidas como sociedad, todavía en parte atrapada en una moral de raigambre fascista. Y todo ello, en un formato que, a priori, puede sorprender: desde la prensa del corazón con la revista inventada ¡Holi! y, todo ello, no desde la cálida luminosidad de un escenario teatral bajo los focos como nos tenía acostumbrados la compañía Hermanas Picohueso, sino desde la colorida viñeta del cómic que está creando Flavia Gargiulo.

Hablamos, claro, de Dama Dictadura, la obra de teatro creada por Lluki Portas que ahora la artista gráfica está llevando al lenguaje de la novela gráfica, algo que, por cierto, realiza por segunda vez tras el éxito de Les Maleïdes, la versión cómic de la dramaturgia de Sergio Baos.

La autora del texto teatral Lluki Portas.

Con el apoyo del Institut d’Estudis Baleàrics, el proyecto nace desde la libertad creativa de llevar a cabo «algo denso y largo» que demás rezuma «mucha violencia», por lo que destaca Gargiulo que le viene muy bien «saber que no tengo la presión de una editorial» y los límites de tiempo que suelen imponer.

Surrealismo

Reconoce, a su vez, la artista que una de las cosas que la convenció definitivamente a hacer la adaptación fue ver a Portas hablar de «Carmen Polo con ese punto de surrealismo y cómo construía su tesis alrededor de la sátira» para hablar de los asesinatos de Sonia Rescalvo, Lucrecia Pérez y Guillem Aguiló, víctimas de la violencia fascista de extrema derecha.

Una de las primeras versiones de Carmen Polo utilizadas en el dossier del proyecto.

Estos hechos se disfrazan en la obra de tres diferentes asesinatos de la propia Carmen Polo, sus posibles muertes decoradas de cacerías, su afición a los collares y toda la hipocresía y parafernalia de la sociedad del momento, en la que los cazadores y los cazados no siempre son los animales ni los que parecen cumplir cada papel. Portas detalla que se siente feliz porque «alguien quiera hacer un cómic de algo que he escrito», pero al hablar de Gargiulo califica de «honor» que sea ella la que se interesara por la adaptación. Por otro lado, aunque la comunicación entre ambas es «fluida», la libertad para Gargiulo es total para poder «reinventar» la obra y hacerla suya.

En cuanto al aspecto gráfico, Gargiulo detalla que el cómic «ofrece muchísimas posibilidades» a una historia como esta, que es de por sí muy «gráfica», algo que Portas reconoce ya que «el teatro tiene unas limitaciones» que la novela gráfica no, pero se mantiene en cualquier caso el juego entre «realidad y ficción» del que ya participa el texto teatral.

Sobre el resultado final que tendrá el proyecto, la obra constará de varias escenas a modo de secciones ficticias de la inventada revista ¡Holi! en un tono de tragicomedia y sátira y con una paleta de colores en la que al tener un toque irreal y surrealista, los colores pastel y alegres contrastarán con el horror de la narrativa en la que se narrará una visión de nuestra historia a través de Carmen Polo como concepto en sí misma. A partir de ahí, la novela permitirá explorar el lenguaje gráfico de una obra que ya ha experimentado el dramatúrgico, llegando así a una nueva dimensión creativa que habla de nuestra sociedad y sus herencias conscientes o inconscientes.