El cantautor Albert Pla, en una imagen promocional.

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Albert Pla (Sabadell, 1966) no se casa con nadie. Nunca lo ha hecho y nunca lo hará. Ha enfurecido a la Iglesia, provocado a la monarquía, desafiado a la policía... a todo el mundo. Incluso en 2014, hace ya una década, afirmó que «mataría a los de Podemos» y aquí sigue 35 años después de su debut discográfico siendo el bufón que el sistema necesita. Mientras, explora y ríe. Sú último papel ha sido el de encarnar al inquietante padre ultracatólico y drogadicto de las seis chicas de un grupo de pop cristiano en la exitosa serie La Mesías, dirigida por Los Javis. El próximo 18 de mayo lleva a la sala Es Gremi el espectáculo Rumbagenarios junto a The Surprise Band y las coreografías de la mallorquina Belén Martí. El nombre de la gira bebe de Veintegenarios en Alburquerque, mítico disco que contó con colaboraciones de la talla de Robe Iniesta (Extremoduro), Fermin Muguruza, Quico Pi de la Serra, Manolo Kabezabolo y un por aquél entonces desconocido rapero adolescente llamado Kase O.

¿Qué encontraremos en su próximo concierto en Palma?
—Venimos todo el grupo. Será un ‘bolo’ un poco diferente a los que he hecho últimamente que eran espectáculos más teatrales. Hacía mucho tiempo que no hacíamos conciertos con el público de pie con un aire más festivo y menos narrativo. Menos para escuchar lo que se dice y más para no parar de bailar en una fiesta de las nuestras. Yo disfruto más cuando la gente está sentada y que me escuchen. Pero también me gusta variar y ahora tenía ganas de cambiar un poco. Disfrutas con la gente que trabajas y es una pasada. Me gustan más las distancias cortas, la verdad. El gran público, la masa, es más fácil. Lo otro es más impredecible.

¿Cómo es trabajar con la coreógrafa mallorquina Belén Martí? ¿Qué le llamó la atención de su manera de entender la danza?
—La conocí porqué era la que hacía las coreografías de La Mesías. Había contactado con las chicas de La Prenda Roja (conjunto flamenco compuesto por Cristina López, Ana Brenes y Sara Sambola) para que cantaran y dieran palmas pero como quería que hicieran movimientos llamé a Belén para que diseñara las coreografías pero como una de las de La Prenda se dio de baja por embarazo entró Belén en sustitución y ahora forma parte del grupo. Ha sido cojonudo. Inesperado pero genial. Me llamó mucho la atención sus movimientos, las coreografías extrañas que crea. No hace cosas habituales. No le importa poner su cuerpo en ridículo.

¿Y a usted, le ha importado nunca hacer el ridículo?
—La verdad es que ahora vivo de espaldas a las opiniones que salen. Hubo un tiempo que sí miraba las redes y la verdad es que todas eran igual: están los que escriben ‘genio’, otro que dice ‘te queremos’, uno que pone iconos de corazones, el siguiente que me llama ‘hijo de puta’, otro que escribe ‘te vamos a matar’, ‘catalán de mierda’ otro, te adoro’, ‘eres maravilloso’, y más corazones. Hoy en día si no has recibido una amenaza de muerte no eres nadie. Es como morirte y que no salga tu esquela en La Vanguardia. La primera amenaza de muerte pública que recibí fue una pintada en una puerta de un garaje de Madrid en la que durante tres o cuatro años puso ‘Muerte a Albert Pla’. Debía ser sobre el ‘dos mil y pico’.

¿Qué es lo que más le gusta de tocar las narices?
—La verdad es que no lo sé, desde luego este no es mi trabajo. Soy consciente de que hay personas a las que no les gusta lo que hago, pero es normal. Yo hago una cosa que no es mayoritaria del todo y hay gente a la que no le interesa y está para otras cosas. Tengo un público pequeño y mal avenido.

¿Qué recuerda de la grabación de ‘Veintegenarios’ y el polémico embargo del disco a causa de la canción ‘La dejo o no la dejo’ (Mi novia es una terrorista)?
—Veintegenarios es un disco que está grabado como un falso directo. Fue una broma. Tuvo este lío porque quería sacar esta canción y la discográfica no quería que saliera. Tardó tres o cuatro años en ver la luz. A veces me encuentro gente que me dice que fue a este concierto y que se lo pasó muy bien. Siempre me ha gustado mucho explicar historias. En todos los discos intento explicar historias. Es lo que más me gusta, dar la tabarra. Hago lo que puedo.

¿Cómo fue el proceso de crear el personaje de Pep, el fanático padre de familia de ‘La Mesías’?
—La Mesías es todo mérito de Los Javis. Ellos decidieron que este personaje lo hiciera yo y lo dibujaron por completo. Yo solo intentaba hacerles caso y aprender de ellos. Fue una experiencia cojonuda. Me ha aportado mucho. Disfruto mucho de trabajar con gente que tiene muy claro lo que hace. Igual que con Joan Miquel Oliver, Fermin Muguruza o Pascal Comelade.

¿Qué le ha parecido la serie?
—Me ha parecido muy bien. Viendo las otras series españolas… Creo que hace unas preguntas muy interesantes y, me cago en la puta, muestra las cosas de manera original. Hace pensar, es muy sugerente. Además, la factura de la serie, la manera en la que está hecha...

¿Que todo el mundo pueda decir lo que quiera en redes ha matado la libertad de expresión?
—Por lo que estoy viendo, la libertad de expresión termina cuando te dejan los sponsors. Esto se ha simplificado.

¿Le gustaría que le esponsorizara alguna marca?
—Sí, cualquiera. La que quiera. Yo estaría feliz de la vida. Me encantaría que mi bata de conciertos tuviera pegatinas que pusieran ‘Nike’, ‘Danone’, ‘Papel Albal’… A partir de ahora les iré a la contra y empezaré a hacer anuncios de sus marcas sin su permiso. No me importaría ser el Fernando Alonso de la canción.