La poeta Antonina Canyelles (Palma, 1962). | Jaume Morey

TW
0

Puede que para los autores del star system una cuarta edición de su libro no sea más que una grata celebración, pero no una noticia que ocupe titulares y páginas en los medios, pues forma parte de su cotidianidad. Sin embargo, si se trata de una poeta mallorquina de cierta edad y que no empezó a publicar a los 30 años –algo que cada vez es más usual–, el asunto se torna relevante. Es el caso de Antonina Canylles (Palma, 1942), que comenzó a autopublicar sus propios poemas en los años 80 y que ahora, con su sello de cabecera, el catalán Lapislàtzuli Editorial, llega a una cuarta edición con su antología Putes i consentits.

Teniendo en cuenta que además no forma parte de ninguna capelleta y no tiene una dilatada carrera repleta de galardones y reconocimientos, todavía resulta más sorprendente semejante éxito. El editor de Lapislàtzuli, Jon López de Viñaspre, no tiene una justificación al respecto. «Antonina Canyelles es una poeta que vende libros como si fuera una novelista. Es una escritora que siempre ha vivido en los márgenes, como las amapolas, y aun así no para de sumar adeptos a su causa. No le han otorgado grandes premios, pero siempre digo que este es su gran premio: un ejército de lectores que crece sin parar», afirma.

La propia Canyelles tampoco da crédito. «Una nunca sabe por qué un libro se vende más que otro, pero tal vez Putes i consentits ha funcionado tan bien por el buen hacer de la editorial y porque se ha movido mucho entre clubs de lectura e institutos. Otro, La duna i la cascada, fue publicado por Edicions 62 y pasó bastante desapercibido. Al final, las grandes editoriales no cuidan tantos los libros que publican», señala. Asimismo, Canyelles reconoce que disfruta especialmente con las visitas a institutos. «Me sorprende mucho que adolescentes de catorce años lean poesía y les guste. El primer instituto que visité fue el Berenguer d’Anoia (Inca), hace nueve años, a petición del profesor de catalán Rafel Crespí, quien ya me dijo que había leído mi primer libro, Quadern de conseqüències. Hace quince días, Pere Joan Martorell me invitó a participar en el ciclo que organiza en la Biblioteca de Lloseta y estaba lleno. Allí se me acercaron dos jóvenes que casualmente me conocieron en esa visita en Inca. Me hizo mucha ilusión», cuenta.

Para López de Viñaspre, la poesía de Canyelles «puede ser entendida por un intelectual y un analfabeto, porque va directa a los órganos más vitales de las personas». La autora coincide, aunque reconoce que no sabe cómo tomárselo. «Es cierto que me suele decir que tengo lectores que nunca han leído poesía, supongo que es un elogio, que lean lo que quieran. Puede que mi poesía sea fácil de leer, aunque la mayoría me dice que se ríe mucho con mis poemas, la verdad es que, si los lees dos veces, no hacen tanta gracia. En todo caso, para mí no es tan sencillo escribirlos. Pero, como se suele decir, vale más caer en gracia que no ser gracioso», zanja.

Por si fuera poco, el fenómeno Antonina Canyelles ya traspasa el terreno literario e incluso llegará a la gran pantalla con dos documentales que están en marcha: uno a cargo de Xavier Pérez y otro dirigido por el prestigioso fotógrafo Daniel Riera.