La historia que comenzó hace más de 20 años, cuando el flamenco chill revolucionó el sonido y nuestras vidas para siempre, está de vuelta. Han sido muchas canciones, muchos discos, muchos conciertos y muchas vivencias las que han llevado a Chambao hasta el punto actual. Más de 20 años de experiencia que han forjado a la artista como un referente de la música en español. El pasado año fue un punto de inflexión para el proyecto liderado por La Mari, su esperadísimo nuevo disco vio la luz en primavera. En la cresta del ahora brinda un repaso necesario a los momentos más emocionantes de sus últimos años, bendecido con una gira por España, América Latina y Europa que el próximo 17 de marzo se detendrá en Trui Teatre, dentro del Festival Paco de Lucía.
Desde aquél Pokito a poko que les encumbró en 2005 pocos cambios se otean en el horizonte musical de Chambao. Su columna vertebral, ese crisol de músicas mediterráneas aliñadas con un toque de flamenco chill, permanece intacta. En estas dos décadas se han hecho un hueco con determinación y acierto, como prueban sus discos de platino y las nominaciones a los premios Grammy. Pero tras años alejada de los estudios, «necesitaba un nuevo disco, divertirme con la creación, con la música, con los compañeros», expresa La Mari. Tras En la cresta del ahora, la banda malagueña acaba de poner en circulación Mañana, un single que está fuera del disco y «está gustando mucho, vendrán otros singles más», advierte la artista.
Sus últimas canciones nacen de «un periodo de crisis existencial, de un momento reflexivo ha llegado este florecimiento en el que me encuentro». Asegura La Mari que «cada uno busca la inspiración a su manera, lo importante es que te pille trabajando, como decía Picasso». Ella la encontró a través de secuencias «bastante autobiográficas», y es que «el disco explica doce estados de ánimo personales, doce canciones con sentimientos universales en las que todos pueden sentirse reflejados, porque, en el fondo, todas las personas somos muy parecidas», reflexiona esta cantante que ya ha superado la línea en la que no tiene que demostrar nada a nadie, «si acaso a mí misma».
Se describe como una persona «sin ego», los ‘humos', el vuelo «me los da la música, que es una comunión». Preguntada sobre en qué cuestión es más fácil convercerla y en qué se muestra más intransigente, responde que «a mí se me convence con la naturalidad, no me gusta la gente que se anda por las ramas; y la rigidez de las personas es lo que me hace ser intransigente», desliza esta artista curtida en la vida que, no obstante, reconoce «la mayor lección que me ha enseñado la vida está por llegar, la vida es un continuo aprendizaje», zanja.
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Seudo musica...y "cheli"