Miquel Fullana .

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Pometa Teatre presenta este domingo en Trui Teatre la desternillante obra Efectes secundaris. Es una reposición, ya que fue estrenada hace un año en el teatro que ambos hermanos, Miquel y Toni Fullana, poseen en su pueblo natal, Campos, concretamente el Teatre Escènic de Campos, «y como allí gustó mucho, ¿por qué no traerla a Palma? -dice Miquel- Y aquí estamos».

Según nos cuenta Miquel, Pometa Teatre surgió en 1977 y «lo llamamos así, porque somos de una familia a la que en nuestro pueblo se nos conoce por Can Pomete. Y de Pomete, Pometa».

-¿Por qué construisteis un teatro…?
-Pues, sencillamente, porque nos gusta el teatro, y como tuvimos ocasión de construirlo, lo construimos. Así de simple. Desde entonces a hoy han transcurrido 24 años, puesto que lo inauguramos en el 2000, con la llegada del siglo XXI. Otro de los objetivos que nos llevó a construirlo fue el de poder ofrecer a nuestro pueblo un lugar en el que llevar a cabo actividades culturales, entre ellas, teatro. Desde entonces a hoy se habrán representado en él entre 170 y 180 obras, de las cuales, unas 14, son nuestras. Escritas por nosotros, como Efectes secundaris. En realidad -apostilla- el que escribe, generalmente, soy yo, pero esta, y otras, las hemos escrito entre mi hermano y yo.

-¿Recibís alguna subvención por parte del Govern, Consell o Ajuntament?
-No, nada. Es un teatro familiar al que hacemos funcionar con nuestras obras y también con las de otras compañías, además de actos culturales. Pero todo lo hacemos nosotros, incluso nuestras mujeres están en la taquilla. Estamos orgullosos de la misión que está llevando a cabo. ¿Qué el Ajuntament necesita realizar alguna actividad de tipo cultural? Pues lo alquila. Como todo el mundo. Y es que ni mi hermano ni yo somos partidarios de las subvenciones. Desde siempre, y en lo que a teatro se refiere, lo más importante para nosotros ha sido la creatividad. ¿Qué si por casualidad llega una subvención? ¡Pues bienvenida sea! Pero nosotros no la buscaremos ya que, repito, somos partidarios de la creatividad que surge del trabajo.

-¿Tenemos entendido que también tenéis una escuela de teatro?
-Sí, un aula de teatro abierta, tanto para niños como para adultos, que pagan una cuota para asistir a las clases, ya que tampoco está subvencionada. La dirige Magdalena Sbert, licenciada por el Instituto de Teatro de Barcelona. Y hasta la fecha está funcionando muy bien.

-¿Cómo iniciáis a los niños al teatro?
-Pues con obras divertidas, no como hasta hace poco, que trataban de promocionar el teatro entre ellos con obras aburridas o que no entendían.

-¿Habéis hecho cine en el Teatre Escènic?
-Pocas veces, ya que el cine de reestreno no es rentable, ya que quien más, quien menos, ha visto la película, por tanto no repite. Ni incluso montándonos la sesión a base de cine con palomitas. Y el de estreno, tampoco, ya que el coste de una película de estreno es muy elevado. Y a todo eso, súmale el cine que llega a los domicilios a través de las distintas plataformas digitales que hay, como Netflix, Movistar, HBO, etc. Así que, ante todo, teatro.

-Volviendo a la obra que presentáis en Palma, Efectes secundaris, ¿de qué va?
-Es una obra muy divertida que parte de una realidad muy dura a la que le echas humor. Y como la gente, tal y como están las cosas hoy en el mundo, lo que quiere es reír, pues la comedia es un género con el que ríes. En Campos, durante un mes, la gente se lo pasó muy bien con esta obra, y por lo que vimos ayer, también la está disfrutando aquí, en Palma.

Un momento de la obra.

-¿Has trabajado en alguna obra, o serie, emitida por IB3?
-Aún que he participado en algunas series, no soy de los que van ha pedir que me den un papel en IB3. Ya cuando era un niño, mi padre me enseñó a que nunca hay que pedir, ni insistir en donde no te quieren. Pero lo que no es justo es que me llamen cuatro tres veces seguidas para hacer un casting sabiendo que ya tienen el papel asignado a otro actor. O sea un paripé para justificar que todo se ha hecho correctamente. Y este no es solo mi caso, así que algo tendría que cambiar en una TV pública que pagamos todos. Que quede claro que lo digo sin enfadarme y sin ningún rencor. Porque a mi edad yo disfruto de la vida y procuro pasármelo bien.

-¿Preparas nueva obra?
-Siempre estoy haciendo algo. El tiempo lo dirá.

-¿Sigues yendo a pescar con tu kayak?
-Por supuesto que sí. Tras decidir el lugar dónde pescar, lo meto en la furgoneta y para allá que no vamos. Nada más llegar al sitio: Sa Rápita, Pollença, Platja de Muro, o dónde sea, lo meto en el agua, me subo en él y me dejo llevar. Para mi la pesca, y más cómo la hago, me relaja y me ayuda a pensar. Y si entre calada y calada pican, mejor. Pero si no, tampoco pasa nada. Eso sí, con pesca o sin ella, regreso a casa nuevo.

-Y, naturalmente, entre calada y cala, también pensarás en teatro…
-Sí, claro. Incluso, a veces, esa meditación durante la pesca, me inspira. Y es que el mar es mucho para mi, tanto que sin él no podría vivir.