Sergio Dalma, en un momento de su recital de anoche en el Auditòrium, cita que repetirá hoy. | Pere Bota

TW
2

Treinta y cinco años han transcurrido desde aquel 1989 que le encumbró al ritmo pegadizo de Esa chica es mía. Por el camino ha dejado más de una veintena de álbumes y un puñado de corazones rotos. Experto en supervivencia, Sergio Dalma ha sabido nadar y guardar la ropa, braceando entre las modas sin perder la compostura ni su estatus superventas. Y, a día de hoy, sigue disfrutando de una sólida hegemonía en la canción melódica.

Este viernes por la noche el Auditòrium de Palma ha acogido la primera de sus dos citas en Ciutat (este mismo sábado repite concierto), objeto de revisión de su último larga duración, Sonríe porque estás en la foto, catorce luminarias envueltas en un sonido ochentero que se alejan de sus arrolladores inicios; repertorio que jalonó con los temas más significativos de su longeva carrera.

El vallesano no dejó pasar la oportunidad de presentar nueva música a sus fans, consiguiendo que pasado, presente y futuro se unieran sobre el escenario, gobernados por una de las voces más personales y reconocibles del panorama musical en español.

PB1602240018667.jpg

PB1602240018666.jpg

Esa lírica bañada en sinceridad y carácter mantiene su aire rotundo, consiguiendo que éxitos inapelables como Bailar Pegados o Solo para ti sigan sonando frescos. Y lo consigue con un sonido sustentado sobre una base ochentera, con ecos al italo disco, aunque sin abandonar el inconfundible sello Dalma.