La fotógrafa Cristina de Middel, presidenta de la Agencia Magnum. | R.C.

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Se puede hablar sin pronunciar palabra y eso hacen, en sus trabajos, los fotógrafos. Y vaya si hablan, lo que a través de la imagen. Ya sea por temática, formato o composición, las fotografías pueden llegar a ser más contundentes que cualquier vocablo, haciendo real de alguna manera ese manido dicho de ‘una imagen vale más que mil palabras’. Sin embargo, en el fondo, palabra e imagen se nutren la una de la otra y, a veces, hay que dejar la cámara para dar espacio a la voz. Eso hizo ayer por la tarde, en el Museu Fundació Juan March de Palma, Cristina de Middel que inauguró así la primera jornada del ciclo Creativos con Toni Segarra del espacio de Ciutat junto con el publicista.

De Middel cuenta con una trayectoria que también habla por sí sola: durante una década ejerció de fotoperiodista, luego cambió su enfoque hacia una forma de ver su profesión más conceptualmente, más artística si cabe. Ha publicado 14 fotolibros, ha expuesto en numerosas ocasiones, recibió el Premio Nacional de Fotografía en 2017, otorgado por el Ministerio deCultura y, por si todo esto fuera poco, desde 2022 preside la prestigiosa Agencia Magnum, creada por Robert Capa y Henri Cartier-Bresson.

Responsabilidad

Sobre la presidencia de Magnum, De Middel señala que «tras año y medio ahora es algo más fácil» y que «ahora disfruto mucho más porque es una responsabilidad, sí, pero es muy bonito formar parte de algo tan histórico». Desde su ‘mandato’, intentan sortear «los cambios en la industria» y que el principal reto que tienen por asumir es «la supervivencia».

De Middel destaca que «desde sus inicios, la Magnum quiso proteger la voz de los fotógrafos, lo que significa en muchas ocasiones hacer las cosas con calma», algo que contrasta con un mundo acelerado y precipitado como el de hoy. Por ello, «porque somos un pez raro en este acuario», la supervivencia es una de las líneas maestras al navegar ellos «a contracorriente» por asegurar a cada fotógrafo «lo que necesita».

Otro de los grandes frentes abiertos es la irrupción de las inteligencias artificiales de generación de imágenes, que se nutren de bancos de fotografías y otros contenidos para crear a partir de ellos nuevos contenidos. En este sentido, De Middel es clara: «Es una herramienta que llega demasiado pronto». Opina la fotógrafa que la sociedad, en general, «no estaba lista para las imágenes sin manipular, no estábamos lo bastante entrenados para consumir imágenes y la lectura ya era pobre. Si le añades la posibilidad de que esas imágenes no sean ni reales, es algo doblemente peligroso».

Por ello, explica también De Middel que desde Magnum trabajan ya en una plataforma creada junto a la Asociación de Periodistas Americanos y World Press Photo llamado Writing with Light, en la que se presione a quien sea para que «se incluya un distintivo en las imágenes sintéticas que informe al espectador de que lo son, del mismo modo que informas de que un alimento es transgénico».

De todo lo expuesto, se desprende, en cualquier caso, una visión de la fotografía en la que la verdad y la realidad no son sinónimos.Tal y como destaca De Middel, mientras que la «realidad es un fenómeno físico que se experimenta a través de la percepción ante algo que está presente frente a nosotros», la verdad, por otro lado, «es un juicio de valor en función de lo que experimentamos por lo que puede haber varias versiones de ella».

Entre la realidad que aparece ante el objetivo y la verdad que puede transmitirse con la fotografía, tampoco cree De Middel que tienda ningún «puente», sino que ella hace lo siguiente: «Apunto al puente que se ha creado y cuestiono ese solapamiento que se da por sentado» tirando de los muchos estereotipos que forman los distintos recovecos y las esquinas de nuestra sociedad.