Rubén Gallardo, en su estudio trabajando en una producción.

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La vida de Rubén Gallardo ha entrado en una especie de in crescendo con el frenético ritmo de proyectos que está encarando el compositor mallorquín. Algunos de aquí, como el cortometraje Amy, de Ismael Luna, y otros de Estados Unidos, como Whale, Key Lime Empire y Mirror Stacy.

En el caso de Amy, fue el propio Luna quien se puso en contacto con él. El filme narra la relación de un chico y su coche, el cual cobra vida y se llama Amy. El propio Gallardo confiesa que al encararlo pensó que «no tenía ni idea de cómo empezarlo» por ser una temática tan distinta a lo que ha hecho, pero «la idea me parece brutal y tengo muchas ganas de empezar».

A su vez, agradece la confianza que el director ha puesto en él, dándole «mucha importancia a la banda sonora», entendiéndola como una parte de pleno derecho de la cinta, con fuerza por sí misma. Se trata de una circunstancia no común, pero que está hallando en sus últimos proyectos. Uno de ellos es Mirror Stacey, dirigido por Arabella Sharkey, con quien ya trabajó en Plant Baby, un drama de un chico adicto a la marihuana.

Fue tal la conexión profesional que hubo entre ambos en este título que la cineasta le envió el siguiente a la semana, pero a diferencia de otras ocasiones, Sharkey le dijo a Gallardo que podía incluso proponer cambios en el guion para que la música funionara mejor. «Eso no es nada habitual y es darle a la música el mismo valor que a la imagen, tomarla como una igual».

Este proyecto, Mirror Stacey, trata de una mujer que empieza a ver a su versión infantil en un espejo y con ella los sueños y metas que tenía siendo niña y que no ha podido realizar, por lo que «tiene esa depresión». «Lo encontré un proyecto muy bonito y me encantó», reconoce Gallardo.

Antes de Mirror Stacey también trabajó en Key Lime Pie, una comedia producida por Lighthouse Ladies y dirigida por Allen Delgado en la que Gallardo tuvo mucha libertad creativa. «Buscaban algo con raíces latina con instrumentos típicos de allí, pero no me parecía adecuado y hablé con el director para que me contara qué quería transmitir».

Con esta nueva idea en mente se dedicó a buscar otros sonidos y los halló en el viento de madera, el clarinete, el oboe, la flauta, etcétera, y se inspiró en El buen patrón. Finalmente, Gallardo propuso esta nueva visión para la banda sonora y «les encantó».

Finalmente, Gallardo trabajó en Whale, un documental realizado por Michael y Susanne Miller, dos amantes del submarinismo que se embarcan en encontrar ballenas. Gallardo incluyó un estilo mucho más ambiental para jugar con el sonido del agua y de los propios animales.

Además de lo citado, Gallardo ha musicado por su cuenta un corto de animación, siendo el primero de su estilo que hace a modo de entrenamiento y formación para lo que viene, que no es poco porque el futuro cercano de Gallardo tiene música y suena bastante bien, la verdad.