El actor José Torremsa y el cineasta Gabriel Fornés en Palma. | Jaume Morey

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Se habla, a veces muy a la ligera, sobre el estar en los márgenes, en la periferia. El cineasta Gabriel Fornés, en cierto sentido, lo ha logrado con su cortometraje No porn avocado, protagonizado por José Torresma y Sandra Pérez. El filme, que ha logrado varios premios en su de momento corto recorrido por festivales, narra las tensiones que vive una pareja de actores de cine para adultos por cómo sus profesiones afectan a su relación. El resultado es un filme en tierra de nadie, «demasiado porno para unos y no lo suficiente para otros».

La idea surgió hace varios años, narra Fornés quien le pasó el guion a Torresma, el actor protagonista, a quien le «gustó mucho porque se centra en la parte sentimental» y porque era una propuesta «que no había visto nunca» al lanzar una pregunta como si se puede considerar infidelidad cuando es tu trabajo o, por el contrario, si un miembro de una pareja de pornstars tiene derecho a sentirse mal cuando su compañera mantiene relaciones para una película con otra persona si él hace lo mismo.

El actor principal, pues, fue fácil de hallar, no obstante «fue un calvario encontrar a la actriz». «A muchas les gustaba, pero les parecía muy arriesgado para sus carreras», reconoce. Fue entonces cuando, por casualidades de la vida, dieron con Sandra Pérez, exactriz porno. «Me reúno con ella, le interesa y me dice que acepta porque quiere demostrarle a su hija que es una buena actriz».

Torresma junto a Sandra Pérez, su compañera de reparto.

Una vez lograda la pareja actoral, tocó el rodaje. En él hay «sexo simulado» y escenas «explícitas», pero «en ningún momento hay sexo real», aunque relatan que la propia Pérez lo propuso como opción. «Es la primera vez que ruedo desnudos», reconoce Fornés quien añade que intentó darle una perspectiva más artística. Por su parte, Torresma, que ha participado en varias producciones isleñas, asume un papel que sabe que «lleva polémica», pero espera que «lo vean como amplitud de registro». Y, a su vez, destaca que «no sintió pudor y lo vi como un reto», además de que «en ningún momento nos sentimos incómodos».

Esta circunstancia que Torresma menciona, la de la polémica, ya les ha salpicado. En algunos festivales les han rechazado por ser excesivamente pornográfico o explícito, mientras que en otros, incluidos festivales de cine para adultos, consideran que no llegan a tanto. El Evolution, sin ir más lejos, no consideró el filme «apropiado», mientras que el Global Shorts de Los Angeles les acaba de dar una mención especial del jurado y en el Mayavaram International Film Festival de laIndia han ganado el Premio Especial del Jurado a Mejor Cortometraje Internacinoal. Están, pues, un poco en tierra de nadie.

Para Fornés, está claro que «es lo más arriesgado que he hecho nunca», pero también recalca que su objetivo es «provocar y hacer reflexionar» sobre algo poco visto y explotado como es el amor y las relaciones sentimentales de quien se dedica a la industria del sexo grabado. Como reza el subtítulo de la propia cinta, ‘el amor no es un trabajo diario’.