Daniel Brúhl, premiado en el Evoution Mallorca International Film Festival. | Teresa Ayuga

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Daniel Brühl es el flamante ganador del Evolution Icon Award 2023 de este año, premio entregado por el Evolution Mallorca International Film Festival. El actor, medio español, medio alemán, cuenta con más de 70 títulos en su filmografía que incluye cintas con directores de enorme talla como Ron Howard, con quien volverá a rodar en breve, o Quentin Tarantino, con quien trabajó en Malditos bastardos. Brühl, que nos ha regalado interpretaciones inolvidables como la que realizó en Good bye, Lenin! o Salvador (Puig Antich), atendió a la prensa ayer entusiasmado por el reconocimiento que recibe de una tierra a la que «ama».

Y es que como aseguró el también productor de la oscarizada Sin novedad en el frente, creciendo en Alemania tenía «dos imágenes de Mallorca: la de un lugar donde la gente se tira de los balcones y canta canciones chungas alemanas, y la de mi tío que me decía que era la Isla más preciosa del mundo, por otro». Movido en parte por ese espíritu aventurero que le empuja a nuevos papeles, Brühl vino con 20 años, alquiló un coche, recorrió la Isla y, finalmente, se quedó con la versión de su tío: «Tenía razón él».

Ahora pasa mucho tiempo aquí y, de hecho, avanzó: «Me gustaría rodar aquí mi próxima película». Sería la segunda con él detrás de cámaras, después de La puerta de al lado, en la que «intenté recordar lo bueno que he vivido con otros directores y les pregunté cómo lo hacen». Fue Matthew Vaughn, con quien rodaba The King’s Man: La primera misión quien le dijo: «Es importante tomar decisiones, aunque sean malas», mientras que Ron Howard le explicó que debe «elegir bien el cásting, pero también al equipo técnico».

Con Howard rodará en breves en Australia la cinta El origen de las especies y será un reencuentro tras encarnar Brühl a Niki Lauda en Rush, papel que le «costó mucho entender». De hecho, el actor contó que pidió hablar con el verdadero Lauda porque era imposible de «comprenderle solo leyendo el guion» y conversó con él sobre «la muerte, la vanidad, y momentos dolorosos para él» que le ayudaron a encarar el papel. Aunque no fue fácil, ya que era «un tío especial que, en la primera charla, me dijo: trae equipaje de mano y si no nos entendemos, te vas», recuerda.

El premio se lo entregó Ruben Östlund, cineasta afincado en Campos al que considera «uno de los más interesantes que hay a nivel mundial», y con el que aprovechó en la gala inaugural para charlar sobre varios temas, entre ellos el hecho de repetir muchas tomas para rodar una cinta: «A veces los actores no entendemos por qué alguien nos hace repetir lo mismo hasta 70 veces, ¿qué ven que nosotros no? Pero luego entras en un delirio y una dinámica fascinante en la que surgen cosas nuevas y, eso, me sigue fascinando».Por ello, esa especie de droga que es el cine para Brühl, es lo que ahora le hace volver a tener mariposas en el estómago ante su nueva empresa fílmica en Australia: «Todavía no sé qué voy a hacer ni cómo, pero eso es lo divertido de lanzarte. Cada aventura es nueva, pero los nervios son los mismos», indicó.

En la gala de clausura del festival se podrá ver una de esas últimas aventuras suyas, La contadora de películas, de Lore Scherfig, una «oda al cine que me conmovió» y en la que interpreta a un «personaje de los que me gustan, ambiguo, que ha perdido sus valores, pero los tiene», un paso más para seguir avanzando en una carrera a la que le queda muchísimo para llegar a los créditos finales: «Tengo 45 años y llevo casi 30 haciendo esto, por eso me dan premios como este ya (risas), pero es un privilegio que me sigan ofreciendo proyectos».