La escritora Julia Navarro también colabora en este periódico. | Juan Manuel Fernández

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El confinamiento significó un gran paréntesis para mucha gente. También para la escritora Julia Navarro quien, tras ocho exitosas novelas, decidió recopilar los recuerdos de sus lecturas y viajes en Una historia compartida (Plaza&Janés). Con este nuevo libro participa este miércoles por la tarde, a las 19.00 horas, en el ciclo Conversaciones en el Museu de la Fundación Juan March de Palma junto a Sergio Vila-Sanjuán.

En Una historia compartida quiere acabar con las mujeres silenciadas, pero también cuenta con los hombres.
Lo que creo es que la historia la han escrito los hombres y han orillado el papel desempeñado por las mujeres. Y no se puede contar una historia si no es en relación con otros. Por otra parte, hay hombres que han despreciado y frenado a las mujeres, pero hay otros que, por el contrario, las han estimulado. Me parecía interesante indagar cómo eran los hombres en las vidas de las mujeres que me han interesado.

¿Cree que hay algún feminismo que puede potenciar el enfrentamiento?
Siempre digo que soy feminista porque soy demócrata. No se puede ser demócrata si uno no es feminista. Porque no es admisible que la mitad de la población no tenga los mismos derechos y oportunidades que la otra mitad. Ser feminista tiene que ver con la calidad de la democracia. No me conformo con que en Occidente se hayan dado pasos importantes en el terreno de la igualdad. Mientras haya una sola niña que no puede estudiar por el hecho de serlo, habrá una batalla. Y una batalla que tenemos pendiente en nuestro país es que las mujeres estén en los libros de texto. Si bien es verdad que en los últimos años se han incorporado algunas, no es en proporción a sus aportaciones en diferentes campos.

Decía que hay hombres que sí han estimulado la creatividad de las mujeres de su entorno. ¿En quién piensa?
En el padre de Louisa May Alcott, autora de Mujercitas. Fue su padre quien estimuló su talento, el que propició que se dedicara a la escritura. Cuando estaba escribiendo indagué sobre ella y me acabó interesando más la vida de él, que se llamaba Amos Bronson Alcott. Era un adelantado a su tiempo. Era una familia vegetariana, que no se abrigaba con ropa de lana porque eso significaba esquilar las ovejas, no encendían lámparas de aceite porque, en esa época, provenían de la grasa de las ballenas, y ni siquiera tomaban azúcar o café porque eran alimentos fruto del trabajo de los esclavos.

¿Existe una literatura femenina o en femenino?
Creo que existe la buena literatura y la mala, independientemente de si la escriben hombres o mujeres. ¿Una mujer escribe mejor las historias en las que hay mujeres? No estoy segura. Los grandes personajes femeninos de la literatura los han escrito los hombres. Fíjate en Ana Karenina. Es evidente que hay temas que son tratados de diferente forma por hombres y mujeres, pero tampoco tengo esa obsesión.

¿Ha sufrido alguna discriminación por el hecho de ser mujer?
Cuando me casé tenía que cambiar el coche y en el concesionario me pidieron la firma de mi marido. Le monté un pollo a ese hombre porque le dije que, afortunadamente, la Constitución, que estaba recién aprobada, aseguraba la igualdad y que mi marido no tenía nada que decir al respecto. Lamentablemente, esa sociedad que habíamos cambiado con la Constitución todavía no se veía reflejado en el terreno de la realidad y de la costumbre. Algo que también ocurre hoy: la igualdad es un hecho en el nivel legislativo, pero no en la realidad.

De hecho, Una historia compartida termina con su recuerdo del 23-F. En varias entrevistas asegura que todavía es incapaz de ver las imágenes de ese momento...
Y las sigo sin poder ver. Para mí fue realmente traumático. Fue un momento de miedo, de angustia y de pensar que eso que habíamos estado construyendo entre todos, porque la Transición fue una obra de todos los ciudadanos y no solo de los políticos, se iba a desvanecer. Por eso sentí tanta rabia y también vergüenza, porque pensé ‘otra vez no’.

¿Está trabajando en nuevos proyectos?
Estoy en la fase de corrección de mi próxima novela, pero no quiero decir nada porque hasta que no está en imprenta no me gusta hablar de ello. Además, prefiero que sea una sorpresa. Al fin y al cabo, a mí me encantan.