Pau Aguiló posa en la habitación del Innside Liverpool by Melià donde expuso este sábado.

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Tiene 20 años, en pocas semanas se graduará en la prestigiosa Camberwell College of Arts Of London y ya es uno de los nombres a tener en cuenta en el mundo del arte isleño e internacional; no en vano, este año expuso en la UVNT Art Fair de Madrid y pronto lo hará en una colectiva en Los Ángeles. Pau Aguiló (Algaida, 2002), que reside en Londres, fue este sábado uno de los creadores de la Isla que participaron en el evento Live For The Arts, con la que la librería Rata Corner e Innside by Meliá exportan el arte, la literatura, la música y la gastronomía mallorquina y la funden con la cultura de aquellos lugares donde se celebra. Antes lo hicieron en Nueva York y Leipzig (Alemania).

Es uno de los artistas jóvenes mallorquines con mayor proyección en este momento. ¿Cómo se asimilan ese tipo de halagos?
—Son regalos, intento tomármelo con humildad y tocando con los pies en el suelo, porque soy todavía muy joven y no soy absolutamente nadie. Hay muchos maestros que están por delante.

Con este Live For The Arts ha expuesto en la habitación de un hotel. ¿Cómo ha encajado su obra en un espacio tan poco convencional?
—Los hoteles no suelen tener una buena decoración, lamentablemente son tirando a lujo o familiares con una personalidad muy marcada. Por eso me pareció muy interesante traer a este lugar mi pintura, que no sé si es especial pero sí específica para un hotel que, como muchos otros y por lo visto, tiene un arte más seguro y sencillo.

¿Cuándo cree que supo que quería dedicarse al arte y expresarse con la pintura?
—Siempre he tenido una vena artística por el contexto en el que me crié en Algaida, en una casa de fora vila en el rincón de un pequeño valle. Allí no llega el wifi, mi diversión se basaba en dibujar y escenificar batallas y escenas con mis juguetes. Siempre me ha gustado la narración y de pequeño quería ser director de cine. Mi abuelo Indalecio era pintor, era más académico que comercial, pero gracias a mi madre, a mis tías y a él siempre estuve muy cerca del arte, visitábamos muchos museos. Siempre me llamaron la atención las escenas de pinturas clásicas.

¿Cómo es el mundillo artístico de Londres en comparación con Mallorca?
—En la Isla son círculos más pequeños, la gente se conoce y nunca vi muchas oportunidades, me moví mucho pero todo era muy inaccesible. Yo ni siquiera era mayor de edad, aunque hice alguna que otra exposición. Igualmente, al haberme criado artísticamente en Londres se me hace complicado hacer una comparación. Londres es más sencillo, hay muchos mundos del arte y entre 15 y 30 inauguraciones cada semana, solo de pintura. Hay nueve millones de habitantes, mucho movimiento, y allí se mueve el catorce por ciento del mercado mundial del arte contemporáneo. La oferta es inabarcable.

Tiene que haber un hándicap.
—El hándicap es que no lo puedes abarcar todo. Eso sí, es fácil encontrarte con gente, tener conversaciones, es sencillo meterse en esos pequeños mundos para ir conociendo y descubrir lo que más te gusta. Londres tiene muchos clubes sociales donde se conoce a gente que hace cosas muy interesantes a un nivel muy alto, aunque también ocurre en galerías. Hasta las más grandes abren sus puertas para sus inauguraciones, puedes ir allí y si te cuesta un poco soltarte te dan copas gratis (risas).

¿Se ve en Londres de manera permanente?
—Unos cuantos años más al menos. Me gradúo el mes que viene. Aquí la oferta cultural es tan enriquecedora que me cuesta verme en otro sitio. Hay muchas sensaciones en cuanto al arte, pero es verdad que una puesta de sol en Mallorca en buena compañía también es arte puro.

¿Cómo es estudiar en la Camberwell College of Arts Of London?
—En realidad no es demasiado exigente, tienes entre 12 y 14 horas al día para trabajar y hay talleres de diferentes ramas, como litografía, piano, fotografía, escultura, cerámica, textil, informática... hay mucho donde explorar. Cada año te asignan un tutor, que te guía e intenta que desarrolles tus ideas aportándote todo lo que puede hacer que crezcas.

¿Cómo definiría su arte?
—Mi arte es un estudio constante, un perfeccionamiento dentro de ciertos márgenes que busco y que surgen de largas horas de trabajo. Me transportan a una especie de trance. En cuestión de temas me gusta mucho el surrealismo por la capacidad que ofrece de desarrollar la imaginación de la escena, pero querría en el futuro hablar de temas de la sociedad actual y hacer observaciones de la sociedad contemporánea para dejar un registro.

¿Hay alguna galería o museo en Palma donde le gustaría exponer?
—La galería a la que más respeto tengo es Pelaires, siempre ha sido un referente para mí.