Un instante del 'Carmina Burana' de La Fura dels Baus que recala a partir de mañana en el Auditòrium de Palma.

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El Auditòrium de Palma acoge por todo lo alto la llegada del Carmina Burana de La Fura dels Baus, la compañía de teatro catalana que eleva a la máxima potencia el texto de Carl Orff. Las cuatro funciones tendrán lugar de viernes a domingo con una sesión doble el sábado en las que se podrá disfrutar de un «espectáculo total», como destaca la directora de escena Zamira Pasceri.

Con más de 300.000 espectadores repartidos por todo el mundo, es la escenificación de Carmina Burana más representada de la historia y supone un show con música en directo, un cilindro de ocho metros de diámetro que envuelve a la orquesta, imágenes proyectadas, un éxtasis floral, etcétera. Se trata de un gran montaje que «vuelve el teatro en una primavera en la que todo el mundo puede oler el perfume de las flores», sugiere Pasceri.

La compañía que la recrea, la Fura dels Baus, cuenta con una larga trayectoria de arriesgadas producciones de todo tipo que une lenguajes y formatos. Por ello, para Pasceri «Carmina Burana tiene todos los ingredientes de la Fura, del lenguaje furero» a través de unos textos que a pesar de tener más de 1.000 años, «son muy actuales» y hablan de «una crítica social, a la corrupción y al dios dinero». Todo ello, un «mensaje que podemos compartir hoy en día, los habitantes del mundo contemporáneo».

Y a pesar de la grandiosidad del espectáculo, asegura Pasceri que «estamos dentro de una locura controlada con un margen de error que sabemos cuál es». Una forma de declarar que no son para nada inconscientes al lanzarse a producir con un equipo técnico y humano tan grande. Por otro lado, también comenta Pasceri que «ese peligro es algo que compartimos con las compañías de teatro en los últimos años en los que las producciones se han vuelto una carrera en la que llegas a un lugar, montas y estrenas en muy poco tiempo», afirma.

El caso de este Carmina, además, se une que la representación podría alejarse de algunas concepciones más puristas de la ópera, algo que Pasceri comprende y respeta, pero que zanja de manera rápida y eficaz: «Lo que hacemos está en la línea con el título, que es una cantata escénica, pero si al purista no le gusta la puesta en escena siempre puede cerrar los ojos y escuchar solo la música».

Para el resto, es decir, el público que se anime a acercarse al Auditòrium a disfrutar del maremágnum de sensaciones que es la obra de La Fura, Pasceri augura «una fantasía sensorial que te atrapa desde el principio», con un potentísimo apartado visual, sin que haya «una cuarta pared» en la que todo el mundo acabará «cantando las canciones aunque sea la primera vez que las escuche» porque «su estructura es sencilla y entra muy bien».