El colorista estand de la galería mallorquina L21 en la feria Arco. | Adrián Malagamba

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El lema de este año en Arco, la feria internacional de arte contemporáneo de Madrid, no podía ser más propicio para las galerías mallorquinas. El Mediterráneo: un mar redondo es el título del programa público oficial de la cita más importante de su género, que llega a su 42 edición, y a juzgar por las sensaciones de los espacios isleños que acudieron ‘redondo’ sí ha sido en su primer día, este miércols, con las buenas sensaciones como tónica general.

Coincidien en este diagnóstico desde la galería Pelaires, con su director, Frederic Pinya, al frente de la expedición. Su presencia era doble, con un estand privado y otro en el ciclo del programa público de este año con una obra de Jannis Kounelis. Para Pinya «la afluencia de público es mucho mayor que en otras ediciones y si la gente viene en masa, también hay más posibilidades de que se interesen».
De hecho, sin haber llegado a las primeras horas de la tarde, en Pelaires ya habían cerrado alguna compra, aunque «es pronto para hacer valoraciones, pero la gente se nota que tiene ganas». El mallorquín Gori Mora es uno de los seis artistas que conforman la propuesta selectiva, pero de calidad, de este año.

Por su parte, L21, con sede en Palma y Barcelona, acudió a la cita con el arte de la mano de nombres locales como Fátima de Juan, cuyas obras fueron bien recibidas. Óscar Florit, responsable de la galería, trataba a los posibles interesados mientras que la codirectora Esmeralda Gómez valoró para Última Hora la primera jornada como «muy buena y con mucha gente interesada». El espacio, además, destacaba por la utilización misma del estand como material expositivo, alejándose del «cubo blanco», una medida que llamaba la atención de los espectadores.

Entre ellos, la mallorquina Fátima de Juan, una de las mujeres artistas de la propuesta de L21. La propia Gómez destacaba el éxito que estas artistas estaban teniendo en las compras, una nota doblemente positiva, y explicó que el nombre principal estaba siendo Richard Woods, cuyo trabajo fue muy bien recibido.

En cuanto a la Galería Baró, fundada y llevada por María Baró, reciben la vuelta a Arco como «algo bonito y lleno de color». La propietaria confesó que venir a la feria es ya en sí una buena noticia, pero a su vez avanzó que el nivel de este año ha subido y que la alegría, así como la afluencia, son las mismas de siempre, las de antes de la pandemia. De entre las diferentes obras de la Baró, entre las que se incluyen piezas del artista Daniel Arsham, también se incluyen algunas de los mallorquines Amparo Sard y Albert Pinya. La de este último, de hecho, una pieza cerámica elaborada junto a Català Roig.

Según Baró, aunque vender es importante y algunos negocios ya se habían hecho, la celebración principal era prácticamente el «regreso a la normalidad» que, aunque resulte un mantra muy repetido en casi la totalidad de los actos culturales, en este caso sí parece ajustarse a la realidad.

Finalmente, la galería germano-palmesana Kewenig, regentada por Clara Garau, cierra la expedición de galeristas isleños con la impresión de que «es pronto para valorar», pero coincidiendo, una vez más, con el hecho de que «las sensaciones son buenas». Para Garau, de hecho, todo se resume a algo muy sencillo: «Si vienes a Arco has de ser optimista». El estand que ocupan ha sido ajustado este año a las necesidades mismas de la galería y de la obra expuesta para evitar sobresaltos, y en esta ocasión todo parece funcionar como es debido.

De las diferentes piezas expuestas destacan las apuestas del mallorquín Bernardí Roig, quien acude a Arco, por cierto, con tres galerías diferentes, y de Marcelo Víquez, afincado en la Isla.

La representación isleña no se ha limitado a las galerías, sino que el Institut d’Estudis Baleàrics (IEB), dirigido por Pere Malondra y que depende del Govern, contó con un estand propio en el que Julià Panadès muestra su trabajo Mediterranean Souvenir: Ofrenes. A su vez, varios políticos y miembros del ámbito cultural también asistieron, como Catalina Cladera, presidenta del Consell; Bel Busquets, consellera insular de Cultura; Catalina Solivellas, directora general de Cultura del Govern; Maria Pastor, directora general de Cultura del Consell; Marcos Augusto, director de Difusión Cultural en Cort; Francisco Copado, director de la Fundació Miró; Aina Bausà, directora general de Arts Visuals; e Imma Prieto, directora de Es Baluard Museu d’Art Contemporani, quien participó en un coloquio junto a las directoras del Instituto Valenciano de Arte Moderno (IVAM) y del Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona (Macba), Nuria Enguita y Elvira Dyangani Ose.

Se cierra, pues, una primera jornada en Arco con buenos ojos y con la mirada optimista puesta en los siguientes (cierra este domingo 26). Es básicamente el lugar en el que hay que estar y Pelaires, L21, Kewenig y Baró no perdieron esta oportunidad, representando una vez más a la Isla y a algunos de sus artistas en la que es, al menos durante unos días, la capital internacional del arte contemporáneo.