Este montaje llega precedido del gran éxito que ha tenido por todos los lugares en los que se ha representado. En Madrid, después de las funciones previstas en el Festival de Otoño, el Teatro de la Abadía ha prorrogado unos días más las representaciones, dada la gran acogida del público. Calderón, que también dirige, tiene como intérpretes a Gabriela Iribarren, Marisa Bentancur y María Mendive, mientras que Lucía Tayler, Matías Vizcaíno y Miguel Robaina Mandl son los responsables de la iluminación y la escenografía.
La trama gira en torno a Ana, una mujer que se enfrenta de cara a la muerte y que intenta salvar la vida de su hijo desahuciada por el cáncer. Una lucha contra lo irremediable, contra una fatalidad que le lleva a hacer lo que sea necesario para evitar lo predecible. Una montaña rusa de emociones que van de la desesperación a la rabia, pasando por la nostalgia y la ternura. Un terremoto que no da tregua al espectador. La obra no sólo explora los sentimientos de Ana sino que a través de otros personajes a los que se enfrenta, interroga sobre el sentido de la vida y la muerte, la justicia injusta, los poderes sociales, la verdad incierta o el paso del tiempo. Construyendo así un texto de enorme relevancia que invita a quedarse con lo visto en el pensamiento y reflexionar.
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