Ñaco Fabré posa con algunas de las obras que forman parte de la exposición que podrá verse en la Marimón. | P. Pellicer

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En una época de ruido y convulsiones, el artista Ñaco Fabré (Palma, 1965) es un abanderado del ‘menos es más’ y defiende que «hay que cuidar mucho el espacio, no enseñar más de lo necesario y que se entienda la colección». Con esa premisa por delante, Fabré inaugura este jueves, a las 19.30 horas, en la galería Marimón de Palma su nueva exposición: Elogio del aire.

«Es una clara referencia al espacio poético en el que encuentro la belleza, el asombro y la emoción. A la vez, también alude al espacio cotidiano en el que se perfilan los seres y las cosas», señala el artista. Sobre la citada premisa, Fabré puntualiza que «entiendo la importancia del aire como ese espacio poético y reflexivo donde nos asombra el nacimiento diario de la belleza, en las cosas pequeñas y fabulosas de la naturaleza. Creo que mi lenguaje plástico persigue hallar esos estadios de reflexión».

De esta manera, en este espacio, continúa Fabré, aparece la geometría, que «da volumen y forma a todo lo que nos rodea». «Volúmenes que, precisamente, crean la harmonía de la imagen representada, formas que llevan a reflexionar sobre arquitectura o espacios que delimitan la visión de cada uno. En este sentido, podríamos dividir la exposición en dos partes: las ventanas interiores y las exteriores. Las primeras son las del alma y, las segundas, las que nos comunican con el resto. Es decir, por un lado están los espacios abiertos donde la perspectiva es el área y espacios más lineales donde la perspectiva es el horizonte, que es donde se asocian los colores. Es esta armonía cromática la que nos posiciona, pero es una posición más espiritual que física. Puede haber una evocación al horizonte conocido, del cielo y el mar, o sencillamente la línea de actuación que tenemos las personas, el horizonte que tenemos para seguir avanzando como individuos».

Piezas

Elogio del aire se compone de una decena de piezas de diferentes formatos, una colección que incluye una serie de collages y esculturas. «Siempre trabajo sobre plano y sobre el espacio donde voy a exponer. En esta ocasión, cuenta, Biel Perelló, responsable de la Marimón, le ofreció exponer en este nuevo centro, «de dimensiones muy humanas, íntimo y coqueto, que permitía una propuesta muy sutil».

Así las cosas, las obras respiran y su disposición contribuye a esta mirada atenta y pausada que propone Fabré. «Mi preocupación, y más todavía con como están las cosas hoy en día, es el refugio del pensamiento en el arte, más necesario que nunca porque es lo que te lleva a detenerte a mirar un momento, en tu interior y a tu alrededor, y a hacerte las eternas preguntas», afirma. Pero al sistema no le interesa el planteamiento de estas cuestiones, admite el autor, distrayéndonos con la necesidad de producir y consumir. «El llanto histórico del artista es ese, que no le basta crear en las cuatro paredes, porque además de vivir tiene que poder compartir», lamenta.

Marimón

No es la primera vez que Fabré trabaja con la Marimón, pues en Can Picafort protagonizó una individual hace algunos años y un par de colectivas. Con Elogio del aire, además, Fabré regresa al circuito palmesano, donde no exponía desde 2019, cuando Sa Nostra acogió «una muestra muy completa y compleja», centrada en sus piezas en papel. En esta ocasión, la propuesta también incluye dibujos realizados en este soporte, como la serie de cuatro collages que Fabré realizó en su última estancia en París, titulada Suite Montparnasse. «Tiene mucho que ver con la retícula social y viene muy a cuento porque la galería tiene un recorrido muy humano», detalla, a la vez que agrega: «Me interesa mucho mezclar pintura, dibujo y escultura, porque existe una relación muy importante entre los formatos y soportes, se retroalimentan.»

Esta es la tercera exposición que acoge la Marimón en su nuevo espacio de Palma, donde abrió en verano con la gallega Carlota Pereiro. Después, de cara a la Nit de l’Art, Ricard Chiang protagonizó la segunda propuesta con sus Terrores ancestrales. Ahora, el espacio ubicado en Can Serinyà con un proyecto muy diferente, «el antítesis pictórico de Chiang».