Juan Antonio Horrach, en una foto de archivo en Arco. | José Sevilla

TW
11

El galerista Juan Antonio Horrach Moyá falleció este lunes repentinamente de un ataque al corazón a los 52 años de edad en el sur de Francia, en Toulouse, donde se encontraba para asistir a una competición hípica en la que participaba su hijo mayor. Siempre ligado al mundo de la cultura, Horrach se destacó por su labor al frente de la galería que lleva sus apellidos y que cuenta con dos espacios en Palma desde los cuales trabajó con importantes artistas locales e internacionales. Además, Horrach también era un gran aficionado al trote y era copropietario de HMHotels. No obstante, su figura estará siempre ligada al mundo del arte y de la cultura, espacios en los que no solo era muy activo, sino querido y respetado por todos los que le trataron. Su féretro será trasladado a Mallorca en los próximos días y se comunicarán las honras fúnebres para su descanso.

Hijo de galeristas, Horrach estudió Derecho, pero se decantó por la misma profesión que sus progenitores, por el negocio familiar, desde temprana edad. Fue el fundador de la Galería Horrach, que cuenta con un espacio en la calle Catalunya y otro en la Plaça de la Drassana. En ambos lugares, el empresario logró reunir a numerosos creadores isleños, como Pep Girbent, Carles Congost o Francesc Rosselló, e internacionales como Muntean/Rosenblum, a los que él descubrió, o Marina Abramovic, considerada la madre de la performance a la que invitó a la Isla el pasado mes de julio para protagonizar la exposición Life, Death, Inbetween y en el Atlàntida MallorcaFilm Fest, donde se proyectó Las siete muertes de Maria Callas, uno de sus últimos trabajos. No era la primera vez que la serbia presentaba un proyecto en este espacio, ya que en 2017 exhibió su propuesta The Freeing Series, bajo el comisariado de Helena Juncosa.

Horrach era además de galerista, un apasionado de la cultura en general. Siempre activo en todas las citas culturales, impulsó la Nit de l’Art participando en ella cada año, incluido este mismo septiembre, del que cabe destacar que la presentación del evento fue llevada a cabo en su propio espacio. Además, también era asiduo a la feria Arco de Madrid, a la cual asistía cada año con algún artista representando a la Isla en una de las más importantes citas del mundo del arte. Pareja de la artista Susy Gómez, Horrach creó un tándem con ella y no era extraño verles juntos en los muchos eventos que la ciudad ha acogido estos años, como el Atlàntida, certamen que tuvo entre sus sedes el nuevo hotel Palma Blanc de HM, firma de la cual Horrach era copropietario.

Dolor

Precisamente, el fundador de Filmin y del festival Atlàntida, Jaume Ripoll, fue uno de las personalidades del mundo de la cultura que expresó su pesar por la noticia del fallecimiento del galerista, que fue recibida como un jarro de agua fría. Ripoll habló de Horrach como «el amigo perfecto» y comentó que «Mallorca ha perdido a uno de sus faros, un referente que ha hecho mejor la vida de los que tuvimos la fortuna de estar con él». Ripoll también relató que le conoció gracias a «Sebastià Munar y así pude disfrutar de su amistad en los últimos tres años». Horrach era «un confidente discreto, un anfitrión generoso, un conversador rico en ingenio y anécdotas». «De abrazo cálido y sonrisa a media asta», explica Ripoll que recibe la noticia «con pesar infinito» y destaca que «no puedo más que rendir un homenaje a quien tanto hizo por la cultura, el Atlàntida y por nosotros», detalla.

Noticias relacionadas

Por su parte, el galerista y presidente de la Fundació d’Amics del Patrimoni, Joan Guaita, le describió como «alguien brillante y fantástico», aunque el adjetivo que mejor le definía era el de «curioso del arte». Según Guaita, Horrach era una persona «que sabía estar con el artista y tenía un gran poder de convocatoria» y que «si prometía algo, lo cumplía». Esta es la razón que le llevó a trabajar con grandes artistas. Guaita, de hecho, recordó que Horrach y él se conocieron porque «de joven venía a mi galería a preguntarme cosas porque su padre tenía un perfil más clásico, y él quería ser moderno, y lo consiguió». A su vez, Guaita destaca que cuando fue presidente de los galeristas, «Horrach era mi secretario, por lo que tuvimos mucho trato y era alguien muy serio. Nos admirábamos desde hacía más de 30 años».

No fueron los únicos miembros del mundo cultural que mostraron su pesar. Fran Reus, actual presidente Art Palma Contemporani, expresó que «siempre se portó muy bien conmigo, de una forma excelente. Era un compañero y un referente que consiguió poner el nombre de Mallorca en el mapa mundial del mundo del arte». Otro compañero, Pep Llabrés, confesó que «al conocer la noticia se me han puesto los pelos de punta. No me lo puedo creer. Me dan hasta escalofríos. Era una persona joven, totalmente entregada a su profesión, de la que era un auténtico enamorado. La noticia me ha descolocado».

En cuanto a Nieves Barber, propietaria de Can Marquès, lamentó que Horrach «estaba en un momento de madurez profesional increíble. La ciudad, el mundo del arte, el universo del caballo, de la hostelería y la sociedad en general están de luto, pues era un gran dinamizador de todos estos ámbitos», destacó. Otras personalidades del mundo artístico y cultural simplemente estaban demasiado destrozados por la noticia que no fueron capaces de expresar sus sentimientos, como fue el caso de Pep Girbent, artista y amigo de Horrach, o XavierFiol, compañero galerista del finado.

Por otro lado, la presidenta del Govern, Francina Armengol, también expresó su pesar Twitter, donde recordaba cómo Horrach le mostraba su última exposición y la «alegría que el arte despertaba siempre en él» al tiempo que mandaba fuerza a la familia. Lo mismo decía Catalina Cladera, presidenta del Consell, quien se confesaba muy «dolida por la noticia» y señalaba que era «difícil de encontrar las palabras». En cuanto a Miquel Company, conseller de Fons Europeus, Universitat i Cultura, le agradeció su «papel como prescriptor del arte contemporáneo y por su generosidad».

Se trata, sin duda, de una de las páginas más negras que se han escrito en esta sección en mucho tiempo. Horrach era un apasionado de la cultura, sin importar el medio en el que llegaba esta, que sabía disfrutar del arte y se desvivía por hacerlo llegar al resto. Una de sus últimas apariciones públicas, además de laNit de l’Art, fue en el festival Atlàntida, en el que no solo estuvo implicado a nivel de organización y patrocinio, sino como un espectador más. De trato fácil y discurso coherente, Horrach podía hablar horas de aquello que le apasionaba, y deja un hueco que solo su gran legado y su trabajo durante años serán capaces de disimular, pero no de ocultar.