La escritora y periodista Caitlin Moran ha participado esta mañana en el FLEM. | Pilar Pellicer

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Con un más de un millón de copias vendidas, Cómo ser mujer fue en su publicación un auténtico fenémeno. En él, su autora, la inglesa Caitlin Moran, exploraba sus dudas, reflexiones, críticas y visiones sobre el feminismo y la sociedad actual. Algunos dicen que hasta resucitó el movimiento y que muchas mujeres se dieron cuenta de que, efectivamente, eran feministas. Moran, que es ensayista, periodista, columnista y muchos más adjetivos acabados en ista, es, principalmente, ingenio, desparpajo y agudeza. Ayer fue la última gran invitada del Festival de Literatura Expandida a Magaluf que cerró por todo lo alto tras un fin de semana de mucho éxito en el que Moran explicó, con buen humor, lo que se sabe de Magaluf en su país: «Su reputación es que lo peor de Inglaterra viene aquí a beber y follar en la playa. Así que por supuesto que quería venir».

¿Cómo ve el feminismo de los últimos años desde que publicó su primer libro en el que señaló que había dejado de ser excitante?
—Creo que vivimos en un mundo en el que estamos todo el día actuando, citando a académicas y en el que tenemos que ser feministas todas por obligación. Es un punto a favor teniendo en cuenta que hace 200 años nos quemaban por brujas. Pero el feminismo vuelve a ser excitante. Una cosa del movimiento Me Too que me gusta es que ha sabido resumir qué es el feminismo, que no se trata de mujeres profesionales que tienen todas las ideas y sacan una biblia feminista, sino de mujeres normales que tienen una buena idea, como el hashtag del Me Too, que le dio a muchas mujeres la posibilidad de hablar y contar su verdad.

¿Qué cree que logró provocar el movimiento Me Too?
—Permitió que muchos hombres se dieran cuenta de lo que las mujeres viven. Cada hombre que he conocido me ha dicho que cada mujer que conocen ha sido asaltada o violada y todas decíamos: claro, por eso estamos tan hartas. Una de las cosas que necesitamos es que los hombres se enteren de que pueden ayudar en el feminismo. De hecho, las feministas, a veces, han sido sus propias enemigas porque algunas dicen que los hombres no pueden ser feministas, y esto confunde el objetivo del movimiento. Yo quiero llegar a un mundo en el que el feminismo no exista porque todo el trabajo ya esté hecho. Espero que mis nietas no sepan qué es el feminismo, pero esto solo pasa por creer todos en él y para eso necesitamos que los hombres sean feministas. Hay que verlo como un virus bueno, sexy y que suena a rock and roll. Quiero estornudar encima de todo el mundo para que pillen este virus (risas).

¿Cómo lograr sumar a los hombres a esta lucha?
—Hay que explicarles que el feminismo es bueno para ellos. Siempre se habla de problemas de las mujeres, cuando entras en una librería, por ejemplo, hay una sección enorme de mujeres hablando de sus problemas, pero no hay nadie que hable de ellos o para ellos. El otro día vi un dato que es que la segunda causa de muerte en Europa en hombres es el suicidio. Es decir, seguimos con la idea de que los hombres no pueden decir que están mal hasta el punto de que ven más fácil suicidarse que decir cómo se sienten. Y nosotras, que somos las expertas en hablar de cómo nos sentimos, tenemos que enseñar a nuestros chicos estas habilidades. En mi próximo libro, que acabo de terminar esta semana, va de esto.

Ha comentado en otras entrevistas que la masturbación es un acto político, ¿puede explicarlo?
—¡Claro! Es mi tema favorito. Lo que ocurre es que si las chicas adolescentes no se masturban, será el hombre quien les enseñe cómo va el sexo y a cómo correrse, pero los hombres no son ningunos expertos en el sexo femenino. Las únicas expertas somos nosotras, y para enseñar esto es necesario probarlo. Si no, no habrá mujeres embarazadas y será el fin de la especie humana. Además es un hobbie genial porque no engorda, es gratis y te relaja.

¿Qué función juega la pornografía en esta visión del sexo?
—Todos los adolescentes varones ven porno y la mayoría de las chicas, también. El problema es que creen que es educativo, creen que el sexo real es eso. Pero no es así. El porno es porno, y la gente no se da cuenta de que cuando miras porno, el porno también te mira a ti en el sentido de que lo que has estado viendo durante diez años se acaba convirtiendo en tu imaginación sexual y es lo que te hará correrte el resto de tu vida. Pero claro, si lo que ves es violencia, abuso, etcétera, nunca encontrarás a nadie que quiera hacer eso contigo, pero siempre tendrás el porno.Eso es lo que hacen, te vuelven un adicto. De hecho, muchos hombres adictos, cuando tienen relaciones, no pueden mirar a la mujer a los ojos porque les intimida ya que están acostumbrados a una pantalla. He tenido entrevistas con algunos hombres que han sido demoledoras porque el algoritmo les muestra cosas cada vez más extremas y no son capaces de ver la violencia, la violación. Por eso muchas chicas me dicen que tienen miedo de tener sexo porque, tras ver porno, piensan que les harán daño, les harán llorar. En vez de reinventar el sexo, tenemos pornografía.

¿Se puede reinventar el sexo a través de la pornografía?
—Justo estoy escribiendo una película sobre el tema. Va de unas madres que están horrorizadas con el porno que ven sus hijos y deciden hacer ellas una película pornográfica feminista que les enseñe más sobre el sexo.

Cambiando de tema completamente, ¿cómo ha vivido el funeral de la reina Isabel? ¿Le ha parecido demasiado?
—Fui al funerla y entrevisté a la gente. No soy monárquica y, realmente, no me importaba mucho, pero noté que muchas mujeres estaban en la cola y tras esperar horas y horas, al llegar al féretro enviaban un beso y daban las gracias. Entonces me di cuenta de que cuando ella llegó al trono, en 1952, fue antes de la liberación de la mujer y en una época en la que los hombres eran los poderosos. Y, de repente, una mujer joven, guapa y con un bebé se convierte en una de las personas más poderosas del mundo. Ese cambio fue tan bestia que creo que influyó en nuestra revolución cultural de los 60 porque se veía posible que gente de diferentes orígenes podían tener poder., incluso cuatro chicos de clase obrera de Liverpool.

Por cierto, ahora mismo se está rodando 'The Crown' aquí en la Isla, ¿está viendo la serie?
—Creo que está teniendo más éxito fuera de Inglaterra que dentro. Aunque los ingleses nos quejamos de todo y de la serie no nos gusta que es muy corta y parece que va a acabar antes de las acusaciones que ha habido sobre el príncipe Andrew. ¡Queremos ver eso!