El cineasta Jaume Carrió posó para esta entrevista en Palma.  | Teresa Ayuga

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«Me he pasado por el forro todo lo que creía y he dejado de lado mis imposiciones previas con este corto». Así de contundente y «satisfecho» se muestra el cineasta Jaume Carrió con su nuevo título, Un parell de cançons després, que está    en pleno recorrido festivalero y que recibió el domingo en el RiuRau Film Festival de Dènia el premio a Mejor Montaje, «que es justo el que más ilusión me hacía», detalla el realizador. La cinta, que fue producida entre Tomavistes, CEF Produccions, IB3 y con financiación de la Fundació Mallorca Turisme, también recalará en los festivales de Cine Documental Musical de Gijón, abrió el Festival de Cine de Menorca (FICME), visitará el Fimucinema de Tenerife, el Som Cinema de Lleida y, por fin, el Evolution Film Festival de Mallorca.

La cinta fue rodada en mayo del año pasado y sirvió de excusa para juntar varias disciplinas artísticas al grabar a Joan Aguiló pintando un enorme mural en s’Arenal de 500 metros cuadrados y con Aina Zanoguera interpretando una canción original compuesta para el filme y que ha logrado una nominación a Mejor Canción Original en el festival tinerfeño.

No obstante, el principal motivo de la película fue una convocatoria llevada a cabo por la Fundació Mallorca Turisme para promocionar la Isla. Carrió explica que «no me sentía cómodo vendiendo más Mallorca de lo que ya está, así que quise centrarme en el patrimonio cultural, no el paisajístico, y mostrar que aquí hay artistas con inquietudes». De ahí llegó a la trama básica, la de «hablar sobre cómo los artistas se influencian unos a otros y de dónde viene la inspiración entre ellos». Para ello, «les he robado de sus artes, los cuales me dan mucha envidia porque no los controlo, y los he hecho míos en la película», destaca.

Pero la cinta, obviamente, no solo es la pintura de Aguiló y la música de Zanoguera o la letra de Verónica Sáez, sino que es cine, y en este título Carrió ha tirado sus prejuicios teóricos por la ventana: «Es puro montaje, por eso me emociona tanto que lo hayan apreciado en festivales como el de Dènia». Ha sido, pues, un rodaje en el que «no sabía qué imágenes iba a conseguir y una vez que las tuviera tenía que ver qué montar con ellas».

Anécdota

De hecho, había tanto material extra que «se ha acercado más al documental por ello», lo que ha conseguido generar una anécdota curiosa: «En el Festival de Cine Documental Musical deGijón han pensado que era un documental, pero es ficción y me hizo gracia», bromea Carrió.

Todo ello se ha juntado con el «tipo muy expresivo» de edición que lleva a cabo Carrió, que utiliza «el montaje como una herramienta más, no transparente, sino que lo hago evidente, sin esconder el corte, para que el espectador vea que esto es una construcción». Para ello, ha «vuelto al material bruto y me he olvidado de ideas sobre qué quería que fuera la película», indica Carrió.

En cualquier caso, «la película va de lo que quería que fuera, aunque la haya reinventado» y ha logrado, así, sumarla a su filmografía de cortometrajes, un formato «que voy a seguir utilizando porque me sirve para enseñar quién soy, lo que siento, y hacerlo sin tener que dar explicaciones y porque por encima de la repercusión mediática, valoro la libertad creativa».