Imagen del reconocido escritor Theodor Kallifatides. | R.C.

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Nació en Grecia en 1938, y emigró a Suecia el 1964, dos lugares del mundo que están ligados a su alma para siempre. Fue en el país nórdico donde inició una carrera literaria que lo ha llevado a lo más alto. El escritor Theodor Kallifatides estará en Palma este martes para protagonizar una conferencia en la Fundació Sa Nostra de Palma, bajo el título Viure en les paraules, a las 19.30 horas, una velada organizada por el Cercle d'Economia de Mallorca.

Visitará Mallorca invitado por el Cercle d'Economia para generar un espacio de diálogo, reflexión y debate sobre la actualidad, presente y pasado, siempre con las palabras como hilo conductor. Dado el contexto actual, con una pandemia y una guerra, ¿hay mucho sobre lo que reflexionar?.
—Sí, es un momento difícil. Tenemos que encontrar la manera de parar la guerra y hacer frente a la pandemia y, al mismo tiempo, intentar salvar el planeta de un desastre medioambiental.

En sus libros, el amor siempre juega un papel clave. ¿Es ese amor el que necesita el mundo para superar sus problemas actuales?
—No solamente el amor. Las ideas de justicia y la igualdad de derechos y deberes son una gran parte en esta lucha.

En su última novela, Timandra, se acoge a personajes como Alcibíades, un hombre que parece que solo es capaz de amarse a sí mismo. ¿Qué le atrajo de él?
—Es alguien que lo tiene todo, pero no es suficiente. ¿Qué quiere? ¿Más poder, más riqueza o más tranquilidad? Hoy tenemos muchos líderes como él.

¿Y de Timandra? ¿Es más fácil expresar los sentimientos más internos a través de la figura de la mujer?
—Sí, lo es. Ya Eurípides lo sabía.

En sus libros expresa sus reflexiones e ideas de manera muy clara y directa. ¿Cómo calificaría el conflicto bélico de Ucrania y Rusia?
—Es una guerra injusta y horrible. No habrá ganadores.

Ahora que la pandemia parece estar remitiendo, ¿cree que, como se dice, saldremos de esta crisis siendo mejores personas?
—No, no aprendemos tan rápido. Si no, la historia de la humanidad sería totalmente diferente.

Su vida, tanto personal como literaria, están ligadas a Grecia y Suecia. ¿Cuál de estos lugares alimenta más su obra?
—Grecia nunca morirá en mí, y Suecia siempre me sorprenderá. Así que seguiré con estos dos países en mí y conmigo.

Europa está pendiente de las elecciones en Francia. Está entre Macron y Le Pen. ¿Cuál es su apuesta?
—La verdad es que me gustaría que fuese Macron.