El animador mallorquín Daniel Peixe posa para este diario en la cafetería Cristal de Palma.  | Pilar Pellicer

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Un pedacito del Oscar a Mejor Corto de Animación lleva nombre mallorquín. Concretamente, el de Daniel Martín Peixe, animador de la Isla que participó en la película El limpiaparabrisas, de Alberto Iglesias. Peixe, que ha pasado doce años viviendo en Los Ángeles, acaba de reinstalarse en Mallorca con su familia para cambiar de aires poniendo fin así a una feliz y larga etapa en Disney, un «trabajo de ensueño», y con la vista puesta en los nuevos retos y aventuras tanto personales como laborales.

Es en el interior del Bar Cristal donde el animador confiesa que Palma «ha cambiado». Sobre el Oscar por El limpiaparabrisas, afirma que «casi ni me acordaba de la película». Participó en ella «porque Alberto, que es amigo, me pidió hace años algunos planos» y recuerda que «era un proyecto personal que hacía en sus ratos libres por amor al arte», allá por 2016. Eso sí, «cuando vi la nominación pensé que tenía opciones reales, aunque cada año hay mucha competencia». La cinta, que une técnicas 2-D con 3-D, recibió «muy buenas críticas y un mogollón de premios» y, finalmente, «nos hemos llevado una pequeñita parte del Oscar».

‘El limpiaparabrisas’, de Alberto Iglesias, ganadora al Oscar aMejor Corto.

Esta ha sido su despedida de Hollywood tras doce años. Su objetivo inicial era llegar a Disney, algo que consiguió logrando «cumplir un sueño», pero acabó por desvirtuarse: «De golpe, con la pandemia, todo se hacía desde casa y la magia de estar en Disney es el día a día en el estudio. Es la hostia ver a leyendas de la animación a diario, todo ese talento, la historia del estudio. Esto es lo mejor de estar allí», indica. Con la pandemia todo cambió y aceleró una idea que Peixe y su mujer tenían en la cabeza: «Queríamos volver a Mallorca y en 2016 ya habíamos comprado una casa aquí». A esas ganas se sumó que «al tener a nuestro segundo hijo decidimos que queríamos volver porque tener hijos en Los Ángeles es muy complicado ya que la ciudad es tan grande que por cualquier tontería has de coger el coche o andar 40 minutos, todo es muy caro y no salíamos de casa». Al final, todo esto precipitó la decisión y comenzaron a «planificar la vuelta y a vaciar doce años de vida en una casa».

Libertad creativa

No es fácil renunciar a un trabajo de ensueño, pero la realidad era que «tenía ganas de cambiar porque en Disney lo dan todo hecho y quería tener más libertad creativa y siempre hacemos el mismo tipo de películas». Por eso, cuando surgió la oferta del estudio de videojuegos Moon Studio, afincada en Viena en la que Peixe realiza las cinemáticas entre secuencias jugables, no se lo pensó. «Me dan libertad creativa, puedo hacer storyboards, y no es nada diferente de hacer películas. La verdad es que esto supercontento con ellos». Con el cambio de aires, en todos los sentidos, Peixe ya afronta nuevos retos, como «volver a dirigir», pero en el horizonte, ya que su principal trabajo ahora es ser padre. «Algo que no me deja tiempo para casi nada más», bromea, aunque ya fantasea con otro sueño más cercano que lejano: «Tengo muchas ganas de contarles cuando sean mayores que su padre ha hecho las películas que ven. Será muy guay».