Ben Jakober y Yannick Vu retratados por el fotógrafo Hassan Hajjaj en 2021. | P. Pellicer

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Rodeado de montañas, en las afueras de Alcúdia y en las inmediaciones de El Mal Pas, se halla un lugar en el que da la sensación de que cualquier cosa puede pasar. Un enorme espacio hecho por amor al arte, la naturaleza y la arquitectura y dispuesto para sus amantes, construido a base de piezas históricas de diferentes culturas del mundo. Desde artesonados medievales del sur de España hasta esqueletos de rinocerontes prehistóricos. Todo fruto de la visión de Ben Jakober (1930) y Yannick Vu (1942), dos artistas imparables que continúan en su empeño de crear y coleccionar. Prueba de ello son las decenas de nuevas adquisiciones que han llegado en los últimos meses y que pueblan las salas y los jardines de este tesoro la Isla.

Iniciamos un paseo por el museo para escapar de la realidad un instante y adentrarnos en un lugar vivo y fantástico. El punto central, el edificio Hassan Fathy, cuenta con un impresionante artesonado mudéjar de 1498 declarado Bien de Interés Cultural, pero hasta él se atraviesan diferentes salas cuyas ventanas están decoradas con celosías torneadas llamadas mousharabias y cuyas puertas y baldosas fueron traídas de Andalucía y Marruecos.

La bienvenida al interior la dan los propios Jakober y Vu con el retrato de ellos realizado por Hassan Hajjaj en Marruecos en 2021 y, justo antes de entrar, recibe al visitante una representación de una roca gogotte, un tipo de formación de curiosas formas geológicas instalado esta semana. Varias salas han sido pintadas recientemente y en ellas se crea un diálogo entre arrtistas y culturas, técnicas y temas, con nuevas piezas como esculturas de serpientes de origen africano y obras australianas. A su vez, la sala de las sillas, que incluye una creación de Frank Ghery, recibe obras de los diseñadores Gerrit Rietveld, Kwok Hoi Chan y una de Fabio Novembre que aparece en la serie de Netflix Lupin con forma de rostro.

Diferentes siglos y miles de kilómetros conviven en un entorno ecléctico que es ejemplo del total de las instalaciones. Las mismas, de hecho, tienen su máxima expresión de esta unión en la Sala Sokrates, ubicada bajo tierra, y en la que la obra del propio Jakober Einstein’s equation, que representa la teoría de la relatividad en luces de neón, corona la sala y recoge la búsqueda del perspectivismo como punto de conexión de todas las expresiones artísticas.

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Las salas generan un diálogo entre diferentes culturas, técnicas y estilos.

Solo aquí comparten espacio diferentes piezas recientemente adquiridas entre las que destacan una moto BMW modificada a escasos metros de un Citröen Ami. Al lado, un colmillo auténtico de narval, un reflexivo mural de Dolores Vita titulado CO2, una medusa de estropajos metálicos de Noureddine Amir o una habitación sensorial del artista Jakes Turrell, con instalaciones en medio mundo, pueblan un universo no lineal que invita a pensar en el avance tecnológico, la relación con la naturaleza y el progreso artístico-científico.

Otro espacio interesante es la Sala de los Nins, la cual recoge retratos de niños de la nobleza europea durante varios siglos y que tiene una nueva adquisición reciente. Cabe destacar, a su vez, que la iluminación de este espacio corrió a cargo de técnicos del museo del Louvre.

Esculturas

Y si el interior es impresionante, el exterior sobrecoge. Explanadas, jardines y paseos son habitados por esculturas de todos los tamaños. Da la sensación de seguir a Alicia a través de la madriguera de conejos cuando, entre arbustos, se asoma un elefante, un enorme pulpo de varios metros de altura y enormes esculturas líticas. Un Nido de ramas de olivo invita a pasear sobre el pasto para trazar hilos con otras creaciones cercanas ubicadas este año.

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El ‘Nido’, una instalación a base de ramas de olivo de 2021.

Lo mismo que las imponentes Puertas Prentice o la acogedora Doorway to Heaven (Jakober-VU), que incita a atravesar su enorme espacio antes de llegar al final del recorrido bien señalizado por la lápida más sincera de la historia: una que reza The End y que pone punto final a un paseo que, por más que se intente, no hace justicia en texto a lo presente físicamente en Sa Bassa Blanca.