A Rosa Planas le gustaría charlar con Ramon Llull; Laura Gost resucitaría a Jane Austen; Carla Nyman, a Sarah Kane y Begoña Méndez desearía que la decteive Lònia Guiu fuera de carne y hueso.

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Este lunes, el más cercano a la festividad de Teresa de Jesús (1515-1582), que se conmemora el 15 de octubre, se celebra el Día de las Escritoras. Se trata de una iniciativa de la Biblioteca Nacional de España en colaboración con la Federación Española de Mujeres Directivas, Ejecutivas, Profesionales y Empresarias (FEDEPE) y con la Asociación Clásicas y Modernas para reivindicar la labor y el legado de las escritoras a lo largo de la historia.

Esta sexta edición está comisariada por la poeta y filósofa Marifé Santiago Bolaños, quien ha elegido como tema «Leer las edades de la vida». Para sumarnos a esta cita, y recogiendo el concepto de edad, hemos preguntado a cuatro autoras de la Isla a qué escritoras de otra época rescatarían o qué personajes les gustaría que fueran de carne y hueso.

La escritora, filóloga, investigadora y crítica literaria Rosa Planas (Palma, 1957), colaboradora de este periódico, tiene claro que le gustaría mantener una conversación con Ramon Llull, a una figura a quien ha dedicado varios libros y estudios. «Le preguntaría qué piensa de las redes sociales y si ha valido la pena que preparara el camino y se avanzara a la informática. También le consultaría acerca de cómo ve el mundo después de tantos siglos y si dedicaría la Doctrina Pueril a su hija Magdalena en vez de su hijo Domingo. Es decir, me gustaría saber qué punto de vista tendría al respecto, si sería tan patriarcal, ya que, sin ánimo de difamar a Ramon Llull, se olvidó de su hija», advierte. «Creo que le haría muchas preguntas. Y escucharía las respuestas con mucha atención», asegura.

Laura Gost (sa Pobla, 1993) dramaturga, novelista y guionista, cree que sería «maravilloso» resucitar a la célebre autora británica Jane Austen. «Sus novelas han tenido que cargar con connotaciones simplistas que las reducían injustamente a ‘novela romántica’ o ‘literatura para mujeres’. De estar viva, estoy convencida de que sabría conjugar el espíritu feminista y la libertad individual de sus personajes con una noción del romanticismo que se alejaría de los paradigmas tóxicos sin caer en la intranscendencia o en la banalidad: un espacio que todavía estamos definiendo en nuestra actual transición hacia el postheteropatriarcado», afirma.

La poeta y dramaturga Carla Nyman (Palma, 1996) se decanta por otra británica, aunque más contemporánea, Sarah Kane, «por su riesgo a arrojarse a una emoción». «Creo que hay un miedo a decirlo: somos seres de deseo, un ser que desea, un ser que enferma. Y está bien miranos así y continuar. Y a ver qué pasa», considera.

Además, Nyman avanza que está trabajando en su obra Ansia en un taller de dirección escénica contemporánea con Carlos Tuñón. «Es muy interesante porque vamos a manejar diferentes lenguajes. Me apetece mucho explorarlo desde ahí porque Kane fue una dramaturga muy ecléctica y sabía muy bien como hibridar diferentes géneros».

Por su parte, la escritora y filóloga Begoña Méndez (Palma, 1976) lamenta sentirse «culpable» y «criminal» por tener que escoger a quién rescataría. Por ello, elige a Lònia Guiu, la protagonista de la trilogía de novela negra de Maria-Antònia Oliver. «Lònia Guiu destaca por ser feminista y vegetariana antes de que el feminismo, el vegetarianismo e incluso el veganismo estuvieran de moda», subraya.

«Oliver tuvo una lucidez impresionante para criticar todos los grilletes que el heteropatriarcado han impuesto sobre los cuerpos de las mujeres. Tuvo la valentía de hablar de abortos, violaciones y violencia cuando era sumamente incómodo. Además, es divertídisima, con una ironía y sentido del humor maravillosos y comparto con ella el gusto por coleccionar pintalabios», añade.