El escritor y articulista de este diario Pere Antoni Pons. | Carles Domènec

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El escritor y columnista Pere Antoni Pons, colaborador de Ultima Hora, participó esta semana en una mesa redonda sobre crítica literaria que tuvo lugar en el marco de la Universitat Catalana d’Estiu, que se celebra hasta el domingo en la localidad francesa de Prada de Conflent. Estuvo acompañado por el periodista David Castillo y los profesores Anna Maria Villalonga, Joan Santanach y Víctor Labrado.

Pons empezó con un resumen de lo que, para él, debería contener una buena crítica literaria: «Ha de explicar el libro que se comenta, lo ha de interpretar y contextualizar, debe indicar lo que tiene de bueno y de malo, y todo esto lo ha de hacer con buena prosa, ideas estimulantes y una cierta energía intelectual».

Al comparar el caso de la literatura catalana con el panorama anglosajón, el articulista manifestó que «aunque pueda sorprender, ellos tienen los mismos problemas que nosotros, con cuestiones sobre si todos los críticos y autores se conocen o si se es demasiado amable con los autores».

Pons destacó que «vivimos, en la actualidad, un momento apoteósico de la literatura catalana, con gente muy buena y excelentemente preparada», y matizó que «se van creando unas dinámicas periodísticas que ocasionan que todos los medios acaben hablando de los mismos libros, con lo que se pierden muchas buenas obras o interesantes». En ese sentido, Pons señaló que «donde menos arriesgan los suplementos en catalán es en el hecho de que publican mucha crítica sobre literatura extranjera y poca de literatura catalana», y propuso que «en un suplemento de un diario en catalán, las críticas sobre libros en catalán deberían pagarse más para incentivar su lectura».

Odio

De las críticas negativas, Pons asumió que «a veces, puedes generarte un odio del autor que durará toda la vida», y añadió que «para el lector, yo creo que es más estimulante leer una crítica negativa si es inteligente». Por ello, el columnista indicó que «el mayor elogio que me pueden hacer es que un lector diga que, a pesar de que mi valoración en la reseña de un libro ha sido mala, le han entrado ganas de leerlo».

El escritor admitió que «el ejercicio de reseñista es un trabajo muy exigente, que muchos jóvenes empiezan con mucha ilusión y muy pronto abandonan», y agregó que «la única solución es ser un fanático de la literatura; yo también soy novelista y poeta, y leer libros para comentarlos es algo que me resulta muy útil, como autor».

Pons se quejó de que «es indecente que algunos diarios barceloneses en catalán sientan más propia la literatura castellana de Catalunya que la literatura catalana de Mallorca».