El violinista Francisco Fullana posa en Palma. | Jaume Morey

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La sombra de Francisco Fullana está alargándose cada vez un poco más. El prodigioso violinista mallorquín, acompañado de su inseparable Guarneri del Gesú de 1735, tiene doble motivo de celebración. Por un lado, mañana toca como concertino-director en el patio de La Misericòrdia de Palma junto a la Orquestra Simfònica de les Illes Balears, a las 21.00 horas, con un programa triple formado por Mozart, Vivaldi y Bartok. Y, por otra parte, su más reciente disco, Bach’s Long Shadow, ha sido elegido como el CD del mes por la prestigiosa revista BBC Music Magazine. Son días felices para Fullana.

Él mismo califica de «todo un honor» el reconocimiento de la BBC, y celebra «el haber podido escribir un artículo para su página sobre el efecto que Bach tuvo en mí durante la pandemia». A estas buenas nuevas se suman su cita de mañana, que es el fruto de un programa realizado en colaboración con el director de la Orquestra, Pablo Mielgo, aunque no será este último quien dirija, sino el propio Fullana.

Explica que «no es como una semana normal, sino que es muy especial para mí», aunque al mismo tiempo tampoco es «ningún descanso», detalla entre risas. Adelanta que «no estaré con la batuta», sino que su papel es el de «concertino-director», tocando junto a los músicos de la Simfònica con los cuales expresa que es «un placer poder volver a trabajar» y, además, «en un programa entero en un formato tan colaborativo».

Y es que el objetivo de las piezas seleccionadas no es otro que el de que «el enfoque no esté solo en mí, sino en otros miembros de la Orquestra». Por ello, Fullana explica que él hace las veces de un «pegamento que trata de unirlos a todos en una visión homogénea».

Para lograrlo, por un lado, la Serenatta Nocturna de Mozart, a la que describe como una pieza creada de modo que «si los nobles del siglo XVIII se decidieran a hacer una ópera con una banda militar dentro del palacio y me encanta». Cuenta con dos violines, viola y un chelo, de modo que el protagonismo no recae solo en él.

Virtuosismo

Algo similar ocurre con la segunda pieza del programa, Il Grosso Mogul de Vivaldi, que es «la pieza más virtuosa que escribió, incluso más que las Cuatro estaciones», de la cual, por cierto, sacará un nuevo disco en unos meses. Esta obra es el intento de «incorporar mi interés barroco» y supone «una forma diferente de tocarla, más transparente y ligera» con una cadencia final de casi cuatro minutos con Fullana «tocando un montón de notas», detalla, de nuevo, entre risas.

Por último, aunque no por ello menos importante, llega el Divertimento de Bartok, «una de las grandes obras para orquesta de cuerda» que es, sencillamente, «una pasada». Se compone de tres movimientos con solistas de violín, viola y chelo y es «una de las más difíciles que hay».

Esta última, comenta, «me viene como anillo al dedo para dar una visión intensa y empujar a la Orquestra a una versión extrema con muchos gestos», lo cual es, además del permitir a «los mallorquines el poder ver a sus músicos», uno de los mayores alicientes para una velada de «pura diversión y puros fuegos artificiales» de mano de un músico que, al igual que su violín o un buen vino, solo mejora con los años.