El compositor y músico catalán Josep Maria Baldomà posa sobre su piano de cola. | S. Cases

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El arte de Josep Maria Baldomà es, al mismo tiempo, clásico y actual. Su capacidad de unir siglos de historia del cine y de la música le han convertido en uno de los compositores más prolíficos de nuestro país para cine mudo. Hoy, a las 19.00 horas en el Teatre de Manacor, hay una oportunidad única de poder disfrutar de ambas artes, cine y música, con el hecho de musicar en directo por parte de Baldomà la mítica cinta de Buster Keaton El maquinista de la general.

No obstante, y para que no haya confusiones, conviene dejar claro que «la música es mía, original, y la interpreto basándome en el piano de cola que me pongan». Así junta «la tradición con las nuevas tecnologías», porque, además, «no suelo tocar el estilo clásico, por lo que no será una sesión como sería en los años 20, sino una sincronía con la acción de la cinta».

Dicho de otra manera, es una «BSO en directo». Y, además, llega en «un buen momento» porque «con la pandemia he hecho todas las sesiones de la Filmoteca de Catalunya», por lo que está más que entrenado ya que se ha «dedicado casi plenamente a esto durante el último año».

Oficio

Sobre el proceso creativo, Baldomà comenta que «es un oficio que se desarrolla y aprende. No es que un pianista se ponga a tocar sobre una película. Eso es lo que parece, pero tiene que ver con el ritmo armónico de la música, la densidad, si el piano es corto o no, si hay movimientos de cámara o no, etcétera. Por eso analizo la película, la divido por escenas, la veo como 15 veces, fotograma a fotograma».

No obstante, la relación entre el músico y la película no lo es todo en sus sesiones, sino que hay un tercer elemento: el público. «Es cine y concierto, por lo tanto, el público reacciona de una manera o de otra, y yo interpreto en base a eso. Juego con las pausas, las aprovecho para que se rían, etcétera».

Y, además de esto, otro atractivo de los conciertos de Baldomà son los efectos que él denomina «texturas electrónicas». Destaca que «hay que darle un plus al cine mudo, y yo me lo tomo como si Buster Keaton estuviera vivo y me pidiera la banda sonora de sus películas. Voy a hacerlo mejor para que la gente disfrute y para ello me sirvo del piano, del arpa del piano, y una cantidad infinita de sonidos».

Sobre el público al que va dirigida esta experiencia cinéfila-musical, Baldomà lo tiene claro: «No es para nada un concierto para cinéfilos y ya. Te aseguro que los niños disfrutan más que nadie», confiesa Baldomà y añade que «el cine de Keaton está hecho para divertir a todo el mundo».

Por último, Baldomà también comenta que el mejor piropo que pueden darle al acabar una sesión es preguntar por las partituras, pensando que son las originales cuando en realidad son composiciones propias, y anima a todo el mundo que quiera a animarse a «hacer el esfuerzo de ir a una sala con música en directo que te ofrece, por un buen precio, un concierto y cine en pantalla grande. Poder conectar esas dos cosas ahora es todo un lujo».

Instante de ‘El maquinista de la general’, de Buster Keaton.