Caterina Tugores, en una imagen reciente. | Redacción Cultura

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Canto jo i la muntanya balla, de Irene Solà, es uno de los fenómenos literarios más importantes de los últimos años. El texto mágico de la autora catalana ha sido aplaudido por crítica y público, se ha traducido a unas veinte lenguas y ha conseguido reconocimientos como el Premi Llibres Anagrama de Novel·la o el European Union Prize for Literature.

Ahora, la compañía La Perla 29 ha decidido subir al escenario esta novela coral en la que la autora da voz a fantasmas, nubes, montañas, a un corzo, a las trompetas de la muerte o a las legendarias dones d’aigua que habitan en el Pirineu. En el equipo de esta adaptación figura la actriz mallorquina Caterina Tugores (Palma, 1994).

Clàudia Cedó firma la dramaturgia de esta obra, que dirigen Guillem Albà y Joan Arqué. Se trata de un montaje multidisciplinar con un formato que mezcla teatro gestual, texto y música en directo compuesta por Judith Neddermann.

Cartel

La pieza se estrenó el 17 de febrero en el Teatre Biblioteca de Catalunya, donde tenía que permanecer en cartel hasta el 4 de abril. Las entradas ya hace días que están agotadas y han decidido prorrogar el espectáculo hasta el 2 de mayo. «Guillem Albà y Joan Arqué se han atrevido con una obra muy compleja y han conseguido crear todo un mundo muy acertado que salvaguarda la crudeza de la novela, pero también su sensibilidad», apunta Tugores que, al igual que sus otros compañeros de elenco –Laura Albert, Diego Lorca, Anna Sahun e Ireneu Tranis y Amaia Miranda a la guitarra–, interpretan a varios personajes. En su caso, encarna a las nubes, a Dolceta (una de las brujas que narra la historia del mundo), a la perra Lluna y a una de las dones d’aigua.

La actriz mallorquina, en una escena de ‘Canto jo i la muntanya balla’. Foto: Sílvia Poch.

«En el libro y en la obra se narra de forma muy original un mundo de almas, de vivos y muertos y, respecto a mí, represento la parte más antigua, que son las dones d’aigua y las brujas», detalla.

La naturaleza también está materialmente presente en el espectáculo, ya que el público se encuentra con un escenario hecho de arena y tierra mojada. «Es como respirar aire fresco, se crea como una burbuja», apunta.

«Tiene mucho sentido el como trabaja La Perla, que hace que te sientas como en casa, y también hace que los espectadores se sientan también así. Alfred Casas y Laura Clos ‘Closca’ han logrado esta increíble sensación, con una escenografía sencilla y potente, con mesas de madera y un banco. Realmente huele a tierra mojada, como si estuvieras en el bosque», subraya. Además, recalca el trabajo de Joan Gorro, encargado del ambiente sonoro, se ha dedicado a grabar a aves típicas del territorio que inspiró a Solà; el de Sylvia Kuchinow, que ha diseñado los diferentes tipos de luces que aparecen en el libro o el vestuario diseñado por Nídia Tusal con elementos naturales.