Joaquín Zapata posa ante una de sus obras en el Hotel Saratoga. | Teresa Ayuga

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El arte siempre ha estado íntimamente ligado a la vida de Joaquín Zapata, aunque finalmente fuera su hermano, el célebre Domingo, quien hizo de la pintura su profesión y su estilo de vida. «Yo siempre he pintado. De hecho, el que iba para artista de la familia era yo, no Domingo, y mira...», bromea. Ahora, a sus 47 años, Joaquín Zapata abraza la creación artística con la que es su primera exposición, una colección de obras que gira en torno a temáticas como la tauromaquia o la danza, así como otros temas «más libres». Bajo el sugerente título de Trazos, se inaugura este jueves, entre las 19.00 y las 21.00 horas, en el Hotel Saratoga de Palma (Passeig Mallorca, 6), adaptándose a todos los protocolos sanitarios debido a la crisis de la COVID-19.

Cuando uno entra en la exposición se percata de que la obras, –hay 15 en total, cinco de medio formato y el resto pequeño–, se asemejan en su trazo y en su concepción visual a los haikus. «Es algo que ya me han comentado, lo cierto es que no ha sido ni meditado ni buscado, surge quizá de la influencia de la cultura japonesa, que siempre me ha inspirado», confiesa Joaquín Zapata. Más allá de la apariencia, en esas obras, que están realizadas con un iPad e impresas digitalmente sobre un soporte de papel cartón, Joaquín Zapata plasma cómo él ve dos terrenos que, de alguna manera, le han marcado: la tauromaquia, «por tradición familiar», y la danza, «que es lo que realmente me ha apasionado siempre». Lo materializa a través de «diferentes trazos, algunos con color y otros únicamente con líneas, son piezas en las que buscaba la sencillez, realmente hice lo que sentía».

Entonces, hubo un momento en el que Joaquín se percató de que «iba teniendo muchas obras y series, y fue Domingo quien me animó a exponerlas», cuenta. Fue el pasado agosto, tras el fallecimiento de su padre, cuando «busqué mi espacio de paz y tranquilidad, y en ese espacio fue donde surgieron todas estas obras, algo que tampoco buscaba, simplemente fue así». Entonces, «estuve trabajando esas piezas desde ese momento hasta ahora», prosigue.

Comparación

En cuanto al hecho de ser hermano de un pintor como Domingo Zapata, Joaquín es claro: «Me daba miedo, sobre todo, perjudicarle a él por la comparación, que dijeran ‘quiere aprovechar la fama de Domingo’, pero yo ya tengo una vida muy ordenada y montada a mis 47 años, así que he hecho lo que me ha salido del alma». De hecho, «mi obra se puede ver en Instagram y los comentarios que he recibido de la gente son todo muy cariñosos», aclara Zapata.

La inquietud artística de Joaquín Zapata no se quedará en Trazos. En su calendario de 2021 figuran tres exposiciones, «aproximadamente cada tres meses, en primavera, principios de verano y finales de año; es un objetivo que me he marcado y que voy a cumplir», concluye.