Maria Gràcia Salvà, posando para esta entrevista. | Pere Bota

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Maria Gràcia Salvà (Felanitx, 1961) sigue siendo la directora del Museu de Mallorca y lo será hasta que se jubile, algo que tiene previsto que suceda dentro de seis años, cuando cumpla los 65. La historiadora del arte asumió el cargo el día 2 de diciembre de 2018, después de que Bartomeu Salvà dejara el cargo tras solo seis meses al frente, y fue la única candidata que se presentó a la convocatoria. En el mes de julio de 2019, con la llegada de Catalina Solivellas al frente de la Delegació de la Presidència per a la Cultura, fue la única que salvó su cargo. El pasado mes de septiembre, el Govern publicó una convocatoria para elegir a un nuevo director o directora, proceso al que solo se presentó, de nuevo, Salvà.

¿Qué está pasando con el Museu? ¿Nadie quiere dirigirlo?
— Me encantaría poderle contestar a eso, pero no lo sé. Los requisitos era que tuviera dos años como mínimo de carrera funcionarial, después tenían en cuenta el currículum, tenías que entregar una memoria y tener el título C de catalán. Cuando se publicó la convocatoria el pasado 1 de septiembre los medios de comunicación se hicieron eco rápidamente y la información era pública. Sinceramente, pensaba que se presentaría más gente y que ganara el que tuviera que ganar. Lo único era que quería saberlo, porque si no ganaba, tenía que regresar a Catalunya.

Sobre esta cuestión, desde la Delegació explicaron que si quería seguir siendo la directora del Museu, tenía que perder su plaza en la Diputació de Barcelona.
— He tenido que solicitar una excedencia. El peligro que corría era si pedía una excedencia y no me quedaba aquí. Digo que era peligroso porque si hubiera querido reincorporarme después, no me aseguraban una plaza. Hasta ahora he estado en comisión de servicios, que la Diputació de Barcelona estipula de dos años, periodo en el que te reserva la plaza. En estos tiempos que corren, sé que en la Diputació, por ejemplo, existe un interés de adelgazar un poco la Administración pública y también de deshacerse de los funcionarios que, como yo, que llevo 32 años, tienen una carrera larga, porque les costamos más dinero. Algunos amigos y compañeros me decían que esto podría ser como mi suicidio.

¿A qué se refiere?
— Me decían que si tenía que regresar a Catalunya, lo hiciera antes de los dos años, en comisión de servicios, porque luego pueden pasar mil cosas, como que no me guardaran la plaza o tener que irme a algún otro sitio y que no me gustara. Además, los funcionarios no tenemos paro, con lo que podía irme a la calle a poco tiempo de jubilarme, pues tengo previsto hacerlo dentro de seis años, a los 65.

Tendrá más tiempo para llevar a cabo sus proyectos...
— Convocaron el concurso sobre todo porque el Museu, como otros centros, necesitan una dirección con una perspectiva más amplia, si no, son trabajos importantes que cuesta más tiempo llevar a cabo y el proyecto puede ser más duradero, completo e integral. Entiendo que las líneas que he emprendido han gustado e interesado tanto al Consell como al Govern e insisto en que el Govern ha convocado una plaza de manera transparente.

Cuando asumió el cargo dijo que una de sus prioridades era abrir las salas de arqueología. ¿En qué estado se encuentra este proceso?
— Hemos entregado el programa museográfico revisado al Ministerio, que es el que tiene que hacer esta intervención, pues la titularidad es estatal. También se ha hecho una preselección de las piezas que se exhibirán. Por otra parte, vinieron unas técnicas especialistas en humedades, contratadas por la Subdirección General de Museos del Ministerio, que ya desde el año pasado tienen listo un completo informe diagnóstico al respecto. Con todo esto, ahora haremos una petición por escrito para que nos expliquen cuál es la previsión para poder intervenir arquitectónicamente y subsanar las humedades y para contratar la museografía de las salas de arqueología.

Parece un proceso burocrático pesado y largo.
— Todo agravado con la pandemia y los recortes en Cultura. Por lo que veo, en el actual Ministerio la palabra ‘museo’ sale bien poco. Veo que hablan mucho de teatros, cines y danza, pero no de museos.

También había que solucionar la recepción de material.
— La entrega de material arqueológico estaba parada desde antes de 2018. De hecho, había muchísimas solicitudes de entrega pendientes. De 2019 tenemos 33 expedientes con entrada definitiva y en este 2020 tenemos 8 definitivos y 14 provisionales. Además, estamos a punto de publicar un nuevo protocolo de entrega de estos materiales. En este sentido, estoy satisfecha porque la regulación de entrega de los materiales era un reclamo histórico.

De hecho, expondrán la famosa espada hallada en Puigpunyent.
— Habíamos pensado hacer una muestra de tres espadas prehistóricas, la de Puigpunyent, una que está en el Museu de Lluc y otra que está en el Museu Regional d’Artà. Así, queremos plantear como una reunificación de las espadas talayóticas, todas ellas halladas aquí. Esta exposición ya será para el año que viene.

También se marcó como objetivo conseguir más visitantes.
— En este ámbito también estoy muy contenta. Somos muy pocos lo que nos dedicamos a dar visibilidad al museo en redes sociales, algo que también ha mejorado a raíz de la pandemia. Lo virtual nunca sustituirá la experiencia física, pero es importante ofrecer contenido de este tipo. Además, otra manera de conseguir nuevo público es organizando muestras temporales de diferentes temáticas, como la de la moda, el vino o la que haremos próximamente, sobre chocolate. En 2019 tuvimos 16.913 visitantes y en lo que va de 2020, 7.265, un 57 % menos.