Joana Serra de Gayeta. | M. À. Cañellas

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Corría el año 1978 cuando, tras alzarse con el Premi Ciutat de Manacor, se editó la novela Taules de marbre, de Joana Serra de Gayeta (Pollença, 1950). Un libro de relatos de una sensibilidad excepcional, pequeñas piezas de orfebrería literaria que ofrecen una radiografía de los años de juventud de la autora en la Palma y la Barcelona de los años 70. Sin embargo, y tras unos primeros meses prometedores, este título se perdió pocos meses después de su publicación, hasta hoy. La Nova Editorial Moll rebuscó en tiendas de libros viejos hasta dar con esta pequeña joya que reedita ahora y que, además de los relatos de Taules de marbre, incluye otro premiado texto de esta escritora y profesora, Nosaltres esperàvem Mr. Marshall. «Volver a publicar me da una felicidad absoluta», confiesa la autora a Ultima Hora sobre este «esperado» lanzamiento. La presentación del libro será el 22 de octubre, a las 19.00 horas, en el Pati de La Misericòrdia de Palma, un acto organizado por la librería Rata Corner.

¿Cómo surgió este ‘rescate’ editorial de Taules de marbre?

—La propuesta surgió directamente de la Nova Editorial Moll, a través de su director editorial, Tomeu Canyelles. Me escribió un correo electrónico explicándome el proyecto y que el libro me gustaba muchísimo. Lo habían tenido que comprar de segunda mano en una tienda de libros viejos. Cuando me preguntó si yo quería reeditar el libro no lo dude, le dije que sí. Es un libro que escribí cuando tenía 24 años, me hizo muchísima ilusión.

Según la Nova Editorial Moll, es un libro muy especial, con rasgos que definen muy bien a su generación.

—Fue una época fantástica, el libro lo escribí entre los 20 y los 24 años sin ser consciente de que estaba escribiendo un libro en realidad. Siempre había escrito, me gustaba mucho y esté lo escribí durante los cuatro años que estudié en el Estudi General Lul·lià, aquí en Palma, y otro año más en Barcelona. En la Ciudad Condal fue donde más escribí y lo leía en grupo con mis compañeros y compañeras. Ellos fueron lo que me animaron a presentarlo al Premi Ciutat de Manacor en 1978. Y gané, jamás pensé que fuera a ocurrir.

Los premios son una gran oportunidad para que el escritor o escritora pueda publicar. ¿Fue su caso?

—Un escritor, si no gana un premio, lo tiene muy complicado para publicar. El mundo está lleno de gente joven intentando publicar y no hay manera, no sabe a qué premio presentarse. Si ahora quisiera presentar una novela a un premio en Mallorca, no sabría escoger uno. No quiero decir que no me fíe de ninguno, pero no lo sabría... Antes los premios eran más serios, con jurados muy reconocidos. El Ciutat de Palma perdió prestigio cuando se incluyeron las categorías al castellano, ahora parece que están mejorando las cosas.

¿Cómo fue la experiencia de volver a sumergirse en Taules de marbre?

—No lo había leído desde hace 20 años. Me gustó muchísimo la experiencia de volver a leerlo. Gracias a ello me di cuenta de que podía seguir escribiendo y, de hecho, ya he empezado una nueva novela. Me sigo identificando con aquello que escribí, tanto en el caso de Taules de marbre como en el de Nosaltres esperàvem Mr. Marshall, que a mí, particularmente, me gusta más.

¿De qué habla en estos relatos?

—Sobre todo, de la imagen infantil de un pueblo de Mallorca en los años 50. Son muchos recuerdos, no de posguerra como tal, pero sí que estábamos todavía en ese momento. Son unos recuerdos que comparto con las amigas con las que iba a la escuela; en realidad, todos tenemos esos recuerdos.

En realidad, nunca ha dejado de escribir, ¿verdad?

—Nunca dejé de escribir. Después de Taules de marbre y Nosaltres esperàvem Mr. Marshall me casé con Andreu Ferrer, que tenía la editorial Cort, y colaboré en muchos de los libros en catalán para la EGB [Educación General Básica]. Algunos incluso los coordiné. Luego publiqué varios libros en colecciones de infantil y juvenil en los años 90, luego otra novela larguísima con El Gall Editor en 2008, pero tuvo poco éxito, no se le dio la promoción que merecía. Ahora, volver a publicar me da una felicidad absoluta, es algo muy bonito. Se lo agradeceré siempre a la Nova Editorial Moll.

Taules de marbre se dejó de editar, se perdió...

—Lo libros no se pierden, están en los almacenes de las editoriales. Los libros se mueven muchísimo al principio, pero luego todo se para. Taules de marbre no se movió nada, debería haber tenido otros recorrido. Al principio el editor se portó bien, pero al poco tiempo, ya no supe nada más del libro. Entonces, fui a casa del editor, que los tenía guardados en un sótano, y me los lleve todos. Me dijo: ‘El premio era publicarlo, y ya está publicado’. Los regalé a todos mis amigos.

¿Cómo ha condicionado la pandemia a su regreso editorial?

—No me afectó demasiado, porque para mí lo importante era que se iba a reeditar, si era antes o después me daba igual. El primer contacto fue antes de la pandemia y tenía que publicarse para la Fira del Llibre de Palma, en junio, pero al final no se pudo celebrar.

¿Qué puede avanzar de esa nueva novela que está escribiendo?

—Pues mire, solo he escrito tres páginas; eso sí, son tres páginas muy densas. El título sí lo sé: Ell i tú.

Portada de la reedición de ‘Taules de marbre’.