Ramón de la Cuesta.

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«Yo soy el que le da el alma al personaje y hace que te creas que está vivo». Así de escueta y directamente explica el mallorquín Ramón de la Cuesta su trabajo como animador que desarrolla en la ciudad canadiense de Montreal, donde ha terminado uno de sus últimos proyectos, ¡Scooby!, y que el espectador puede ver estos días en el cine. Pero su trayectoria es larga y ya le llevó a Sony donde trabajó en la alucinante Spider-man: un nuevo universo, que les valió un Oscar con el que «todavía no he podido hacerme una foto», bromea.

Porque sí, Ramón ganó un Oscar, aunque sea de manera conjunta, pero él mismo comenta que aunque «ganarlo fue muy guay», hubo una experiencia más íntima que le marcó más. El protagonista de Spider-man es Miles, un joven de color de Brooklyn, de modo que Ramón se decidió ir hasta allí para el estreno de la cinta y cuenta que «al salir del cine había un niño negro que hacía de Spiderman por el pasillo y decía a su padre: yo soy como Miles. Eso fue algo que me llenó muchísimo porque esa es la idea de la película, que los niños se sientan representados y vean que pueden ser héroes», relata.

Pero para que todo esto pudiera ocurrir Ramón tuvo que realizar un largo periplo. Todo empezó tras ver la cinta Enredados que hizo que Ramón se dijera: «Yo quiero hacer eso». Así comenzó a formarse y logró una beca para estudiar animación durante un año y medio. «Me pasaba 13 horas estudiando porque ya sabía lo que era salir de una escuela y no tener trabajo así».

Cartel de ‘¡Scooby!’, actualmente en cartelera.

Éxodo

Tras ello, al no haber opciones en Mallorca, fue a China, donde trabajó en Troll Hunters y Al aire, patos, para tras un año, volver a España y sumarse al importante estudio Ilion para participar en Wonder Park. El problema fue que «nada de lo que había hecho se había estrenado y no podía enseñar nada a Sony que era donde quería ir».

Ante esa tesitura, al igual que había hecho antes, Ramón usó su imaginación, y «creé un plano y lo envié. Les gustó y me ofrecieron entrar en Smallfoot o Spider-man, pero sería en 6 meses y de mientras trabajé en la película de Playmobil».

Sobre Spider-man confiesa que «ya sabíamos que iba a ser un bombazo en cuanto vimos el primer tráiler interno», y no se equivocó. Su trabajo, concretamente, consistió en animar a un robot y pudo «aportar mi grano de arena en un plano con ideas propias que encantaron y se quedaron en la película». Una experiencia que fue revolucionaria porque, además, «estábamos creando un nuevo sistema de animación en el que los personajes mantuvieran un estilo de ‘cartoon’ pero fueran muy realistas a nivel anatómico», y el resultado es espectacular.

Alma

Su labor, en sus propias palabras, es «ser como un actor, pero en vez de usar mi propio cuerpo utilizo el del personaje para que te creas que está vivo. Es lo que le da alma, ya que de ahí viene la palabra ‘animar’». Y ahora, tras su aportación en Rumble y Ron’s Gone Wrong, para Paramount y Disney respectivamente, busca «proyectos que sean rentables» con opciones en varias ciudades importantes.

«Lo bueno de este mundillo es que a la mínima que empiezas tienes opciones, pero muchos trabajos son temporales y si quieres avanzar y llegar a proyectos grandes hay que viajar y sacrificar cosas, como relaciones personales o estabilidad». Por otro lado, la experiencia de trabajar en grandes estudios equilibran una balanza que acaba por decantarse de un lado más que del otro cuando sales de un cine ‘brooklyniano’ rodeado de niños que sueñan con ser los personajes a los que Ramón da vida.

Fotograma del personaje al que Ramón animó en ‘Spider-man’.

Grandes nombres

De la Cuesta es uno de los principales ejemplos del talento mallorquín en el mundo de la animación con trabajos para empresas de renombre como Sony, Paramount o Disney. Unas recompensas que no están exentas de sacrificios personales, a nivel de «relaciones o estabilidad», pero que permiten «proyectos grandes» como el de Spider-man, el cual «ya sabíamos que iba a marcar a la gente».