La recientemente fallecida Montserrat Sabater, quien fuera la memoria viva de Formentor. | Carles Domènec

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Con la muerte de Montserrat Sabater, fallecida en Barcelona el 3 de abril, a los 79 años, desaparece un testimonio fundamental de lo que fueron las Conversaciones de Formentor en la época de 1959 a 1962. Ella era, en esos años, la secretaria del editor Carlos Barral y vivió en primera persona las discusiones en Mallorca de los principales editores internacionales que «llegaron a formar el canon internacional de Occidente hasta la segunda mitad del siglo XX», según el periodista mallorquín Josep Massot, autor de un extenso reportaje sobre los 60 años del inicio de los encuentros, publicado en la revista Jotdown (número 28, septiembre 2019). No en vano, de los candidatos al premio de Formentor, surgieron 15 premios Nobel.

En 1959, en el marco de lo que se llamaban las Conversaciones Poéticas de Formentor, Barral organizó el primer coloquio internacional sobre novela. Massot coincidió, en las últimas Converses, celebradas el pasado septiembre, con Montserrat Sabater que se reunió, de manera informal, con los periodistas culturales que cubrían las jornadas.

Cordial, con problemas

«Al principio, el ambiente era muy cordial; al final, surgieron los problemas», contó la ex secretaria de Barral, en Formentor. Sabater recordó que «[Camilo José] Cela reunió a poetas del exilio, catalanes, vascos, gallegos, extranjeros». Ahí estaban Vicente Aleixandre, Dámaso, Gerardo Diego, Riba, Foix, Blas de Otero, el grupo de Barcelona (Goytisolo, Barral, Ferrater, Gil de Biedma). «Robert Graves y Riba participaron en un encendido debate sobre si la poesía debía utilizar el lenguaje de la calle», apuntó.

«Se conjuraron las seis editoriales más importantes: Gallimard, Rowohlt, Einaudi, Seix Barral, Weidenfeld y Grove Press», señaló Sabater, quien destacó que «el editor Giulio Einaudi no quería venir a España porque estaba el dictador Franco, no pensaba que, en el país del Cara al sol, se pudiera reunir a tanto progresista». Testimonio directo de esas jornadas, comentó que «los editores decidieron crear una especie de contra premio del Nobel, se hablaba en francés, había una cena de gala». Así se instituyó, con una dotación de 10.000 dólares, el Prix International des Éditeurs, a una obra publicada. Además, se convocó el Prix Formentor, a una novela inédita.

Amigos

«En las Conversaciones de entonces éramos más amigos, el ambiente era muy divertido, había mucho alcohol, se montaban reuniones en la playa», rememoró Sabater, quien explicó que «en 1961, hubo una gran discusión porque se declaró ex aequo el premio internacional, con un empate de votos entre Borges, apoyado por españoles, franceses e italianos, y Beckett, preferido por americanos, ingleses y alemanes».

En el jurado, por parte española, estaban el vallisoletano Miguel Delibes, el mexicano Juan Rulfo y el cubano Alejo Carpentier. El galardón catapultó al argentino a la consagración internacional. «Al año siguiente, se modificaron los estatutos del premio», contó Sabater. En el apartado de las anécdotas, declaró que «el más ‘ligón’ era Henry Miller, que se pasaba el día jugando a ping-pong». James Baldwin, que intimó con Gil de Biedma en Barcelona, días después, dio a conocer sus habilidades para bailar el twist.

Marxista

En 1962, fue la última vez que las Conversaciones se celebraron en Mallorca. La revista italiana marxista Il Contemporaneo había dedicado un número a intelectuales españoles antifranquistas, que protagonizaban un libro publicado en Einaudi. «Se prohibió a los periodistas que publicaran al ganador, con la consigna de que Formentor fuera ignorado por la prensa española, dos policías se colaron en las jornadas, todos los teníamos identificados, acabaron interrogando a Jaime Salinas [ideólogo del Prix Formentor], Einaudi [presidente de esa edición] y Barral», contó Sabater, quien trabajó, a partir de 1984, con el editor Josep M. Castellet. Se montó una campaña de desprestigio contra Einaudi. El premio se marchó de Mallorca.

En las siguientes ediciones, se entregó en Corfú, Salzburgo, Valescure y Túnez. Se retiró el pasaporte a Barral, acusado de apoyar a una serie de escritores de izquierdas. Se da la circunstancia de que Ernesto Franco, editor de Einaudi, y Antoine Gallimard, nieto del fundador de la editorial homónima, asistieron a la última edición de las Converses Literàries de Formentor. El Premio Formentor se recuperó en el año 2011.