Las participantes del mítico concurso Miss Sarajevo en el año 1993.

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Convendrán conmigo que en un mundo perfecto no existirían los concursos de belleza. Su frivolidad resulta irritante, más aún en los tiempos que corren. Claro que también existen certámenes como Miss Earth, un evento que promueve causas nobles bajo la consigna de la belleza. Pero si hablamos de valores, el concurso que traspasó las fronteras de lo admirable, despertando la empatía en cínicos crónicos como un servidor fue, sin duda, Miss Sarajevo.

Remontémonos a 1993, en el epicentro de la guerra que estaba desintegrando los Balcanes dejando a dos millones de personas sin hogar. Durante el conflicto, Sarajevo vivió unos de los asedios más largos de la historia. En el centro del conflicto, un grupo de jóvenes bosnias clamó por sus vidas de un modo cuanto menos llamativo: organizaron un concurso de belleza con el que atraer la atención del mundo a fin de garantizar su supervivencia. ¿Tenía cabida algo tan frívolo en un contexto azotado por la guerra?

Bill Carter, un joven norteamericano que ofrecía ayuda humanitaria en la zona, se encargó de grabar y dar difusión al concurso, que debió desarrollarse en un sótano al resguardo de las bombas. Inela Nogi, una joven bosnia-musulmana, se alzó ganadora del certamen.

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Las imágenes de Nogic recibiendo su corona sobrecogen, pero aún resulta más conmovedora la imagen coral en la que se ve a todas las participantes sosteniendo un cartel en el que rezaba la frase: Don’t let them kill us (No dejen que nos maten). Esa imagen recorrió el mundo dejando una estela de indignación. Bono, líder de U2, se puso en contacto con Carter y juntos pusieron en marcha un documental que recogía diferentes escenas que reflejaban el horror que estaba viviendo la población civil de Sarajevo. Estas imágenes se proyectaban, en este sentido, en los conciertos del conjunto irlandés durante su exitoso Zoo TV Tour.

Desolado

Inela Nogi, figura omnipresente en el documental, se convirtió no solo en la reina de la belleza de un desolado escenario de guerra, también se transformó en el título de una formidable canción grabada por U2 en colaboración con artistas como Brian Eno y Luciano Pavarotti.

La difusión de este documental, sobredimensionada por el éxito de la canción, sacudió a la opinión pública sumando presión para poner fin al asedio de la ciudad. Miss Sarajevo fue una acto de esperanza, un grito de auxilio, que surgió desde un sótano y que en mitad de la guerra encontró en la belleza la excusa para hacerse escuchar.