El cantautor Bruno Sotos estrena ‘El eco de la calle’, el primer sencillo de su nuevo trabajo discográfico. | miquel a. cañellas

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La gente se pasa la vida diciendo que hay que perseguir los sueños, que no hay que rendirse, pero si todos corrieran tras ellos el mundo estaría lleno de deportistas de élite y astronautas. Y alguien tendrá que limpiar los baños y servir café, digo yo. Por eso ‘no te rindas nunca’ queda mejor en una taza de café o en un póster con un fondo inspirador que en el mundo real. Y es que si algo nos enseña la vida es a renunciar a los sueños. Para los románticos siempre quedará Bruno Sotos, un tipo que nunca ha arrojado la toalla.

Llámenle romántico, tozudo o ingenuo. Llámenle X. Pero a base de tesón, lucha y corazón ha hecho realidad un sueño que vive un nuevo capítulo con la publicación de El eco de la calle, carta de presentación de su nuevo disco Lo que habita en mí, que esta programado para esta misma primavera.

¿Cuál es el punto de partida de Lo que habita en mí?
— Un cúmulo de emociones trabajadas en equipo con la ilusión de llegar a los más alto.

Y dígame: ¿qué es lo que habita en usted?
— Habita un ejército de escalofríos, de emociones e ilusiones.

¿Qué ases esconde en la manga su primer sencillo El eco de la calle?
— Es el verso que siempre quise escribir, sencillo y real. Refleja la lucha del día a día contra uno mismo y a la vez la intención de levantar mi autoestima.

¿Con la que está cayendo estamos para música y poesía?
— Sin duda alguna, pero ahora sobre todo pienso en esa gente que está luchando por otras vidas. Me motiva poder ayudar con mis canciones para que esto sea muchísimo más llevadero.

¿Cuál es su mayor preocupación estos días?
— No poder visitar a mis abuelos y abrazarlos como nunca antes. Me preocupa la gente que me quiere y que quiero.

¿En estos días percibe más incertidumbres que certezas?
— Estoy seguro que estos momentos nos forzarán a esperar un mundo más coherente y amable, sin tanta hipocresía.

Letra o música, ¿de qué se siente más satisfecho?
— La letra es donde me dejo la vida, en la música me dejo llevar.

¿Se compone mejor desde el dolor o la felicidad?
— Este es un disco que parte de la felicidad, pero si te soy sincero soy mejor compositor ante el dolor.

Ismael Serrano dijo que el cantautor es un niño asustado que busca compañía, ¿es así?
— Totalmente, le temo a la soledad y a la oscuridad.

A sus 35 años, ¿tiene miedo de hacerse mayor o hace tiempo que Peter Pan abandonó el nido?
— Creo que nunca podré escapar del niño que habita en mí.

¿Ha pensado como será su reencuentro con el público?
— Me emociona pensar en este momento, pero tengo más ganas yo que ellos.

¿En una buena balada es más importante cantar desde la nostalgia o el rencor?
— Intento que el rencor no forme parte de mi vida. La nostalgia es la que con paso del tiempo se va apoderando de mí.

¿Qué música escucha estos días?
— De todo un poco, desde hace unos días me he reencontrado con Luis Eduardo Aute.

Al fin políticos y filósofos coinciden en algo: tras esta crisis nada será igual. Ahora seamos ingenuos e imaginemos un futuro perfecto. ¿Tendría cabida en él el reggaeton?
— Mi reto es jugar a componer respetando a los niños que sueñan ser ‘reguetoneros’. Cambiando las letras y su sentido creo que incluso me haría un hueco..

Divertir o emocionar, ¿con qué se queda?
— Ambas son armas con las que parto desde un primer momento sin buscarlo.

¿Le inquieta cómo de tocada quedará la industria musical tras el coronavirus?
— La incertidumbre es para todos y sí, inquieta ver como industria y músicos afrontamos este nuevo futuro.