El actor Richard Collins-Moore, uno de los protagonistas de ‘La llamada’.

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La primera reacción del actor Richard Collins-Moore (Scunthorpe, Reino Unido, 1960) al leer el guion de La llamada, de Javier Ambrossi y Javier Calvo, ‘los Javis’, fue: «¿Qué es esta ‘frikada’?». Seis años más tarde, es uno de los musicales más exitosos de la historia reciente de nuestro país, con una aplaudida adaptación a la gran pantalla. Mañana, el espectáculo, en el que Collins-Moore encarna a Dios, se podrá ver en Trui Teatre con una doble función, a las 18.00 y 21.30 horas.

Han pasado seis años desde el estreno de La llamada y sigue llenando salas en Madrid y el resto del país. ¿Cómo llegó usted a la obra?
— Coincidí con Javier Ambrossi haciendo una obra en el Teatro Español y me dijo que me iba a mandar el guion de su nuevo proyecto. Me lo envió por correo electrónico y le contesté por email: ‘¿Qué es esta ‘frikada’?’. Luego nos vimos y acepté. Luego supe que en el reparto estaban Macarena García, Andrea Ros y Belén Cuesta. Entonces me agarré al personaje.

¿Le sorprendió su arrollador éxito?
— A todos. Estaba programada para un día a la semana en el hall de Teatro Lara, en el vestíbulo; luego pasamos a la sala principal, y así hasta ahora. Todavía lo seguimos ‘petando’.

¿Cómo consigue mantener la frescura de su personaje ?
— Va a sonar superñoño, pero con mucho amor. Todo pese a los cambios en el elenco original, al que le tengo un cariño especial. Hay muy bien compañerismo.

¿Habrá sorpresas en Mallorca?
— Siempre las hay, claro. El público lo va a flipar y sobre todo le hace muchísima ilusión a Angy Fernández, que es de Palma. También estarán Nerea Rodríguez, Roko y Mar Abascal, que son geniales.

Su personaje es, nada más y nada menos, que Dios.
— Sí, un Dios que baja de unas escaleras y es fan de Whitney Houston, es muy loco. La gente me para por la calle y me llaman Dios, me confunden con él. Es una gozada.

¿Cómo está siendo su carrera después del éxito de La llamada?
— Pues la verdad es que no te abre puertas nuevas, pero te evitas muchas presentaciones, en el mundillo la gente te conoce, es normal. Estar seis años es un teatro es un logro enorme.

De hecho, durante un año, su papel lo interpretaron otros actores y actrices. ¿Se puso celoso?
— No, eso hizo que el personaje respirase. Además, ya se dice que Dios somos todos, ¿verdad?

¿Cómo ve usted el panorama político en España?
— Pues la verdad es que como Dios no estamos. Está todo muy fracturado. Lo que tienen que hacer es ponerse de acuerdo y levantar un proyecto.