La muestra está compuesta por 5 obras de la Fundació Joan Miró: las esculturas «Femme, oiseau» y «Femme», y la serie de pinturas «Personnage, oiseau» I, II y III, que han pasado ya por Roma, Berlín y Dublín, y próximamente viajarán a París.
El objetivo de esta exposición es, según la comisaria de la misma, Ester Ramos, «dar a conocer las claves de la obra mironiana y su lenguaje, mostrar que se trata de un artista universal y conseguir que Miró sea conocido a nivel internacional».
Ramos explicó a Efe que estas cinco piezas son muy «representativas», ya que explican tres de las ideas básicas de la obra de Miró: «su vocabulario de signos, su constante voluntad de ir más allá de los límites de la pintura y su interés por la materia y el gesto».
Las obras que forman parte de la muestra, fechadas en los años 70, pertenecen a la última etapa de la pintura de Miró, quien en 1924 decide que su obra debe huir del convencionalismo y de la tradición artística.
Durante este periodo, el artista catalán inicia un camino que le llevará a crear «un vocabulario de signos propios» y a abrazar «el gusto por la cultura del objeto surrealista», en palabras de la comisaria.
En esta fase final de su obra, Miró se inspira en el arte de la prehistoria, los maestros medievales y la cultura popular, lo que le lleva a simplificar las formas «hasta quedarse únicamente con aquello que es esencial», según Ramos.
La embajadora de España en Bélgica, Beatriz Larrotcha, aseguró que acoger esta muestra es para ella «un gran acontecimiento» porque «la cultura y el arte son instrumentos fortísimos para dar a conocer nuestro país y acercarnos a los ciudadanos».
«Espero que en un futuro próximo haya más iniciativas como esta», señaló la embajadora. La intención de los organizadores es que la muestra, que finalizará el día 29, pueda expandirse a lo largo del próximo 2020 y viajar hacia Latinoamérica.
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