Miquel Ballester Julià, delineante, aparejador e historiador, en la defensa de su tesis. | M. À. Cañellas

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Con lleno absoluto en el Aula de Graus del Edificio Ramon Llull de la UIB, y numerosos aplausos, –lo que «no suele ser normal» en la defensa de una tesis doctoral, según los integrantes del tribunal–, el arquitecto técnico e historiador Miquel Ballester Julià presentó este viernes la suya bajo el título Evolució constructiva de la Catedral de Mallorca. Història, tècniques i materials en els Llibres de Fàbrica (1570-1630). Su conclusión es que el templo se comenzó a construir por la cabecera a partir del solar de la mezquita cristianizada, entre 1240 y 1250, y no en 1304, como se pensaba hasta ahora.

Por otro lado, este investigador adelanta la fecha del Portal Major hasta 1503 y retrasa su finalización hacia 1630, cuando aún se seguía trabajando en él debido a problemas de grietas y otros males endémicos que padeció. Los historiadores daban otra datación, el inicio en 1590 y la finalización en 1601, cuando se bendijo dicha portada principal.

Mercè Gambús, directora de la tesis, dijo este viernes que este trabajo cambia totalmente la forma de entender cómo se «acabó la construcción de la Catedral», pero también que «no es una investigación cerrada» porque el templo, como igualmente había comentado en su exposición el doctorando, «es un organismo vivo». Lo que es cierto es que, según apuntó también el tribunal, a partir de ahora modificará el estudio de este inmueble y hasta «los guías turísticos» tendrán que estudiar los nuevos datos, reflexionó Gambús.

El ya doctor recibió la calificación de excelente y numerosos halagos por parte del tribunal, integrado por expertos de las universidades de Santiago de Compostela, Juan Manuel Monterroso; de la de Oviedo, Pilar García Cuetos, que actuó como presidenta, y Andreu Villalonga, de la Universitat de les Illes Balears, que ofició de secretario.

Ballester señaló que en la segunda fase de construcción de la Seu, en la época moderna, que acotó entre 1570 y 1630, se estableció todo el perímetro del edificio y que a principios del siglo XVI ya estaba cerrado. Si en la portada principal surgieron grietas, fue porque se iban levantando las naves y sus bóvedas, que añadían un peso que no estaba preparada para recibir. El muro que partía de la zona de la antigua mezquita hacía los pies del templo ya había comenzado a construirse con un grosor que no era el adecuado para tanto empuje.

Por eso, el remate en altura de la fachada habría estado en pie no más de 30 años.
Como arquitecto técnico y delineante, Ballester, que sabe leer paleografía, pudo ver en los Libros de Fábrica lo que por su formación no consiguen los historiadores. Estos textos recogen todos los pormenores de la construcción a nivel económico, de materiales, de transporte de los mismos, sobre los donantes, maestros de obra, trabajadores, grúas, andamios, entre otros aspectos, por lo que el propio edificio se convierte en la primera «fuente» de información.

Otra novedad de la tesis se refiere a que el ancho de la fábrica del edificio, sin las capillas laterales, viene dado por el de la mezquita hasta el Portal del Mirador.

Igualmente son aportaciones atribuir el Portal Major a Francesc Sagrera, o dentro de una tradición sagreriana, quien diseñaría una fachada al estilo de la de sa Llonja; o señalar las canteras de las que se sacaba la piedra tras las incursiones de los piratas que acabaron con el transporte por mar desde, por ejemplo, Santanyí: sa Taulera de Palma, hoy un campo de pádel, y otras de Llucmajor denominadas ses prederes de la Seu. También destacó el urbanismo del momento como un factor determinante al erigir esta iglesia como, por ejemplo, en el campanario, que está desviado y exento.